Doña Carmen Mondragón es una de las primeras productoras del Mercado Zonal San Juan de Siguatepeque, fundado por mujeres en el período del expresidente liberal José Simón Azcona Hoyo (1986-1990). “Los domingos para mí siempre han sido sagrados”, cuenta doña Carmen mientras empaca cebollines que una pareja de jóvenes se acercó a comprarle.
Pequeños y grandes —muy grandes— productores convergen en el Mercado Zonal San Juan de Siguatepeque. Este mercado se ha convertido en uno de los más grandes de la zona central del país, pero no por buenas razones y no con buenas consecuencias. El mercado no es grande, está sobrepoblado. En un buen día, algunos productores regresan a casa con la mitad del producto que necesitaban vender.
El informe sobre la crisis alimentaria para el 2022 publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) pronosticó que la inseguridad alimentaria se agudizaría entre julio y agosto de 2022. Parecían hechos aislados…aquel virus que nació en Wuhan, China y aquel conflicto bélico entre Rusia y Ucrania. La guerra entre estos dos países desató el miedo de todos, y en especial de los productores: las alzas en el petróleo. Con las alzas en el petróleo vienen alzas a fertilizantes y otros compuestos que necesitan los productores para sus cultivos.
Para una productora viuda que ha trabajado desde su infancia el panorama es muy incierto. Los domingos son sagrados para ella, y no por la misa, sino porque son días de mercado. Ella esperaba dedicarse a cuidar a sus nietos cuando llegaran los 60, pero cuando su esposo falleció, la relación con sus hijas se dañó y las tres se alejaron de su madre. Doña Carmen cada vez vende menos producto, cada vez tiene menos dinero, y cada vez tiene menos ganas de ir los domingos al mercado.
Según el análisis de la Clasificación Integrada en Fases (CIF) de la seguridad alimentaria para diciembre 2021 – agosto 2022, 2.6 millones de personas estarían en crisis o emergencia de inseguridad alimentaria aguda en el período de hambre estacional de junio a agosto 2022. Aunque, según estos informes, la crisis alimentaría aguda finalizaría en agosto, la inseguridad alimentaría continúa y los productores necesitarán mucho más tiempo para recuperarse.
Para los grandes productores el panorama es menos desesperanzador, algunos sí tienen ahorros y otras inversiones; lujos que los pequeños productores no se pueden dar. Sin embargo, los precios de exportación también aumentan y ya no es rentable para su bolsa exportar productos: algunos se han unido a la comunidad de productores del Mercado San Juan.
Quienes tuvieron el privilegio de comprar un local en el interior del mercado deben abrir sus negocios todos los días. Aun así, deben pagar alquiler de L. 600 mensuales. Los más pequeños de todos los productores tienen asignadas carpas de troncos cruzados y nylon por las cuales pagan cada jueves y domingo que van al mercado. Dependiendo de la cantidad de producto que llevan, pagan a la junta directiva del mercado entre L. 20 a L. 60. El mercado es privado y por alquiler la junta directiva paga L. 30,000 mensuales a la municipalidad de Siguatepeque.
Fue promesa de campaña de la presidenta Xiomara Castro poner “especial atención en el desarrollo agroforestal”. No obstante, aún se deben construir políticas públicas para protección, prevención y planificación contra desastres. Deben formarse programas de adaptación y mitigación al cambio climático, y diseñar espacios donde puedan encontrarse la agronomía y la forestería.
Doña Carmen Mondragón, Victorina Ramos y don José Carlos Del Cid son productores y miembros fundadores del mercado. Como ellos llegan cientos de productores todos los jueves y domingos al Mercado Zonal San Juan en Siguatepeque con la esperanza de vender el producto que con esfuerzo han cosechado.