La Ministra de Finanzas, Rixi Moncada, presentó en febrero de este año su primer informe sobre el estado financiero de Honduras: “el país está en bancarrota”, informó. Esto es especialmente grave ya que Honduras sigue siendo uno de los países más pobres de la región, según el informe de Estado de País de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ), y necesita de mucha inversión para sacar a sus ciudadanos de la pobreza.
En ese sentido, la Secretaría de Finanzas (Sefin) reconstruyó el Presupuesto General de la República. Frente a un Estado en calamidad financiera, los desafíos del Gobierno de la presidenta Xiomara Castro son priorizar fondos para algunas secretarías como Salud y Educación. Además, expertos recomiendan que el Gobierno debe cuidar la deuda y utilizarla como un “mecanismo para apalancar el desarrollo del país y el bienestar de los hondureños mediante la inversión y el gasto público”.
Edgar Aguilar es un investigador en ASJ, en las áreas de energía, economía, y seguridad humana. Revistazo le consultó sobre el estado actual y futuro de la economía y finanzas en Honduras.
1. ¿Cuál es el estado de la economía y finanzas en Honduras?
Aunque ha habido algunas mejoras en las últimas décadas, Honduras sigue siendo uno de los países más pobres de la región. Encontramos que cinco de cada diez hondureños no pueden costear la canasta básica. Esto es verdaderamente alarmante.
En los diez años antes de la pandemia, el Producto Interno Bruto (PIB – uno de los indicadores más frecuentemente usados para medir el desempeño de la economía) creció entre 3 y 5 por ciento. Sin embargo, desde 1960 solo en dos veces se mantuvo un crecimiento sostenido por más de cinco años. Esto quiere decir que generalmente en Honduras la economía crece un año, pero el próximo decrece. Ese ritmo no ayuda a crear estabilidad que incentive la inversión, creación de empleos, y reducción de la pobreza. Además, es importante reconocer, que el crecimiento volátil que ha habido tampoco se ha traducido a mejoras considerables en la vida de las mayorías.
El Gobierno, mediante el manejo de las finanzas públicas, no ha logrado mejorar el ambiente de inversión o el acceso a oportunidades de avances económicos y sociales para la mayoría de los hondureños. Vemos, por ejemplo, que, aunque el nivel de endeudamiento público haya aumentado, la pobreza no ha disminuido y la situación de empleos no ha mejorado. A pesar de toda la deuda no ha habido mejoras sustanciales en la infraestructura vial o la educación y salud pública del país.
2. ¿Cuáles identificaron como los mayores retos para la economía y finanzas de Honduras en 2022?
Con la ayuda de expertos, identificamos los cinco desafíos más grandes en las áreas de economía y finanzas del país.
El primer desafío se centra en los altos niveles de pobreza. Honduras tiene 4 veces más pobreza que el promedio regional y 11 veces más que la cantidad de El Salvador. Prácticamente la mitad de la población no puede costear la canasta básica.
Ante esto identificamos que el desempleo e informalidad son factores que impulsan los altos niveles de pobreza. En Honduras solo 19 de cada 100 hondureños trabajan el tiempo que buscan trabajar con un salario digno. Además, para quienes trabajan, el 80.2% de sus empleos están en el sector informal. Los expertos opinan que la informalidad dificulta la movilidad social, ya que a estos trabajadores les hace falta protección social, acceso al crédito y oportunidades educacionales.
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El segundo desafío que identificamos -los altos costos de vida- son de especial importancia en el contexto internacional actual. La inflación en Honduras se proyecta llegará a 12% para finales de año y hasta junio de este año había crecido más aquí que en Guatemala o El Salvador. La inflación se traduce en el crecimiento desmedido de precios. La población en Honduras ya que es más pobre es más vulnerable a la inflación, limitándose su capacidad de acceder a bienes básicos.
Mediante el desafío tres, nos enfocamos en los factores estructurales que no permiten mejoras. Aquí vemos que la falta de un sistema judicial más independiente, los altos índices de corrupción, la falta de orden en la titulación de tierras y protección de la propiedad privada, el crimen, electricidad costosa y poco confiable, e impuestos erráticos son frecuentemente limitantes para impulsar un crecimiento continuo y así generar más oportunidades y mejor calidad de vida para la gente.
El cuarto desafío discute las debilidades en el manejo de las finanzas públicas. Encontramos que Honduras es el país en la región centroamericana que más deja de percibir ingresos fiscales por privilegios otorgados a compañías, mediante exoneraciones o concesiones. A pesar de que estos privilegios usualmente son justificados con el argumento que aumentarán la cantidad y calidad de empleo para los hondureños, los empleos siguen siendo escasos y de mala calidad.
Como parte del cuarto desafío, discutimos los niveles de endeudamiento público, que de 2011 a 2021 aumentaron en 28.2 puntos. Aunque la deuda en si no es mala, lo problemático es que no se ven los resultados, mientras del presupuesto nacional cada vez se asigna más dinero para pago de intereses y capital que para educación o salud. Desde 2017, el pago por servicio de deuda ha sido superior a lo invertido en salud, educación o seguridad. La inyección de fondos por medio de deuda pudo haber mejorado las condiciones del país, sin embargo, la ineficiencia del gasto y la falta de transparencia han limitado su impacto.
Por último, hablamos de la amenaza climática como un gran reto para la economía y finanzas del país. Solo en 2020, se estima que los huracanes Eta e Iota causaron pérdidas y daños valorados en alrededor de 1,900 millones de dólares, reduciendo el PIB del país en casi uno por ciento. La CEPAL ha calculado que el impacto negativo del cambio climático en el PIB de Honduras es más significativo que en El Salvador o Guatemala. Se estima que el impacto se triplique para 2030. En Honduras, se hace un plan articulado que tome la amenaza climática en serio y que en el proceso cree empleos y oportunidades de inversión.
3. ¿Cuál es un punto que te gustaría resaltar sobre la investigación que hiciste y sobre el que crees que deberíamos de preocuparnos?
Fue interesante encontrar el alto crecimiento de la deuda pública, pero también los altos índices de “gasto tributario” en el país. Con la inyección de fondos por medio de deuda y la cantidad de privilegios fiscales para atraer inversores, uno esperaría grandes cantidades de inversión que también generaran buenos empleos.
Sin embargo, esta no es la realidad. El país se ha endeudado y ha dejado de recolectar ingresos, pero aun con eso, en los últimos años la pobreza ha seguido creciendo. La falta de resultados de la deuda y gasto tributario hacen ver que falta una planeación a largo plazo, reglas claras, y más transparencia. Es importante que haya claridad en el uso y el manejo de la deuda, así como en la otorgación de privilegios. Los análisis de costo beneficio deben ser más exhaustivos y se debe asegurar que toda acción, que comprometa recursos, produzca un bien para el país. Ante esto, la información debe ser pública y de fácil acceso. Los hondureños merecen saber cómo se administran los aportes que dan al gobierno.
4. ¿Cómo crees que Honduras puede asegurar un crecimiento económico que ayude a mejorar las condiciones de vida de la población?
Es difícil discutir las soluciones a una problemática tan compleja, pero consideramos que estas deben ir en tres áreas. Es importante crear empleos y reducir la pobreza, mejorar la facilidad para hacer negocios y para navegar el sistema tributario, y mejorar las contrataciones públicas y sostenibilidad fiscal.
Actualmente existe una enorme oportunidad económica en Honduras para generar una economía más próspera, dada la juventud de su población: la edad media es de sólo 24 años. Este dividendo demográfico podría ser un impulso para el desarrollo económico del país si los trabajadores acceden a empleos de alta calidad con salarios decentes. Para promoverlo, el gobierno debería evitar la politización de las oportunidades de empleo, investigar más a fondo las causas y consecuencias de la informalidad en Honduras, hacer cumplir las normas laborales mínimas, y focalizar más el apoyo a quienes buscan empleo.
Existe una necesidad latente de fomentar un sistema judicial independiente y confiable, así como, regulaciones justas que impulsen la eficiencia, la competitividad y la transparencia. De igual forma, es importante que se garantice un sistema tributario simple, justo y equitativo.
En cuanto a las contrataciones públicas y sostenibilidad fiscal, el gobierno debe mejorar la eficiencia de las contrataciones públicas, reducir la corrupción en procesos de contratación, incluir las externalidades medioambientales y sociales en análisis de costo-beneficio de los proyectos públicos, y aumentar la consulta y participación pública en proyectos de infraestructura.