Cientos de hondureños abandonan su hogar cada día para emprender el camino hacia los Estados Unidos en busca de mejores oportunidades. Algunos huyen de la pobreza, la delincuencia y el desempleo, mientras otros buscan reunirse con su familia.
Adela Betulia Ramírez Quesada, de 27 años, salió de Cuyamel, Cortés, el pasado mayo rumbo a los Estados Unidos para reencontrarse con su familia, quienes le pagaron a un coyote para que la llevara a su destino y poder estar juntas.
“Adela se fue de Honduras para unirse con su mamá y con sus hermanas. Acá en Honduras ella nunca pudo encontrar un trabajo, vendía accesorios de celulares y hacía negocitos, pero trabajo nunca encontró. Eso la motivó a irse”, explicó Gilberto Melgar, padrastro de Adela.
Gilberto detalló a Revistazo todo lo que ha pasado su familia: La madre de Adela y esposa de Gilberto se llama Gloria; ella se fue del país hace unos 17 meses aproximadamente junto a su hija menor, Keren Ninoska, quien tenía 13 años en ese momento y 14 actualmente. Con la pandemia la economía de la familia se vino abajo y pasaron momentos difíciles. Con el apoyo de algunos parientes que ya estaban en el país del norte pagaron un coyote y en menos de dos meses llegaron a su destino.
Luego Gloria mandó a traer a su segunda hija, Kelly Selenia, de 17 años, en el mes de mayo de 2022, esto con el afán de estar nuevamente junto a su hija y darle mejores condiciones de las que podría tener en el país. El viaje de Kelly se tardó menos de un mes hasta que se entregó en la frontera de Estados Unidos y México y en tan solo dos semanas logró ingresar a los Estados Unidos.
El éxito en el viaje de Kelly motivó a Adela a irse del país para reunirse con su mamá y hermanas. Su sueña era trabajar allá, ahorrar lo suficiente para comprar una casa y tener suficiente dinero para poner un negocio en Honduras.
Gilberto recuerda que Adela le dijo, “Mi hermanita llegó sin problemas. Me iré y luego vamos a mandar a traerlo a usted.” Ella dejó el país el 26 de mayo sin despedirse ni comentar que emprendía el peligroso viaje.
Margie Tamara Paz emprendió la misma travesía junto a su novio Alejandro Caballero y su cuñado Fernando Caballero, todos originarios de Las Vegas, Santa Bárbara. Margie se decidió a viajar ya que su madre padecía de cáncer y no tenían dinero para el tratamiento a pesar de ser graduada en economía. Los hermanos sufrían circunstancias similares: a pesar de ser profesionales, no encontraban trabajo en el país.
La travesía de Margie, Alejandro y Fernando fue más corta. Salieron el 4 de junio desde San Pedro Sula y siempre se mantuvieron en comunicación con sus familias. Les informaron que ya estaban a punto de cruzar de México a Estados Unidos y que pronto los volverían a contactar. Pero esa fue la última vez que se comunicaron con ellos, ya que el viaje terminó en tragedia.
El 27 de junio las autoridades de Texas informaron que se había encontrado un tráiler con 46 migrantes fallecidos por asfixia cuando el conductor los dejó encerrados y se fue del lugar. De ellos, seis eran hondureños, incluyendo a Adela, Margie, Alejandro y Fernando.
“Estamos en shock por lo que pasó, pero hay muchas familias que sufren por la falta de un país organizado, todo por lo de político, cabrón y basura, la gente tiene que ir y tomar esos riesgos”, lamentó Gilberto.
El pasado 26 de agosto, dos meses después de la muerte de su hija, falleció la madre de Margie a causa del cáncer. Personas cercanas informaron que su salud empeoró desde que su hija falleció.
En Honduras no existen estadísticas claras sobre migrantes. Según estadísticas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en 2018 había unos 800 mil hondureños que vivían en el extranjero, de estos al menos 650 mil viven en los Estados Unidos. Estudios nacionales aseguran que cada hora salen unos ocho hondureños rumbo a Estados Unidos, equivalente a 192 migrantes cada día y un total de poco más de nueve mil cada año. Según otros expertos, esta cifra se queda corta.
Según estadísticas de la oficina de Aduanas e Información Fronteriza de los Estados Unidos, de enero a septiembre del presente año se detuvieron al menos a 152,916 hondureños, de los cuales un 47 por ciento son hombres, 35 por ciento mujeres y 18 por ciento son menores.
A pesar de que el camino está lleno de riesgos Marta Reyes (28) y su hija Indira (12) salieron de Honduras a finales de julio hacia los Estados Unidos, su madre Claudia Reyes las fue a dejar a un bus en Comayagüela, consciente que pudo ser la última vez que las miró.
“Yo las abracé y les di la bendición, me rodaron las lágrimas, pero es lo mejor, acá es muy peligroso vivir”, dijo Claudia a Revistazo.
Marta se va para reunirse con el padre de su hija, el cual se fue a Estados Unidos hace más o menos un año. Trabajaba como taxista en su propio vehículo, pero tuvo que venderlo y huir.
En la zona en que vivía Marta y su pareja, había pandilleros. No le cobraban extorsión al esposo de Marta, pero en una ocasión le pidieron que los llevar a dar unas vueltas por Tegucigalpa. No se pudo negar por temor a que le hicieran algo, aunque él sabía que los conduciría a cobrar extorsión o algo peor.
Los malvivientes estuvieron satisfechos y le indicaron que tendría que hacerlo al menos cada 15 días nuevamente. Antes de que llegara el plazo prefirió dejar el país e intentar cruzar la frontera indocumentado. Lo logró en tres meses.
Él está trabajando en construcción y le estaba mandando suficiente dinero a Marta, pero los mismos pandilleros de la zona empezaron a invitar a Marta a sus fiestas y a tomar con ellos, de manera cada vez más insistente y agresiva. Esto sucedía cada vez que transitaba por la zona que ellos controlan, único acceso a la casa donde vivía. La situación se volvía insoportable.
La gota que derramó el vaso y llenó de temor a Marta fue cuando le dijeron que sabían que su esposo estaba en los Estados Unidos, que mejor fuera a la fiesta porque si no la llevarían por la fuerza y que también llevarían a la niña. Tal como su esposo, en corto tiempo armó el viaje, su mamá le entregó los papeles de un terreno en el sur de Honduras al coyote como garantía que pagarían los doce mil dólares que les cobra por llevarlas a las dos.
Claudia ahora vive sola, pero planea vender la casa donde habita, aunque sabe que es muy difícil vender una casa en una colonia conflictiva, espera el apoyo de su hija para moverse lo más pronto posible.
Cada vez es más difícil llegar a los Estados Unidos. La deportación de migrantes desde América del Norte aumentó en un 84.4 por ciento en 2022 comparado al mismo semestre de 2021 según informó el Observatorio Consular y Migratorio de Honduras.
De enero a junio del presente año han deportado a más de 50 mil personas, de las cuales unas cinco mil son menores de edad, mientras que en el mismo período de 2021 fueron casi 27 mil los repatriados.
Marta logró llegar a la frontera entre México y Estados Unidos a finales de agosto. Trató de cruzar la frontera, pero se separó del grupo de unas 14 personas con las que el coyote las cruzó, por lo que decidió entregarse a las autoridades. Espera, por ir acompañada de una menor, que le den un permiso para entrar a Estados Unidos. Su madre tiene la misma esperanza.