Por Scarleth Romero (hondureña) —
Como un puñal de hielo
que corta en hilos el frío de mis manos.
Como vuelo a ras de suelo
para no chocar a causa de tanta neblina.
Con pies descalzos, llenos de lodo
dedos entumecidos a causa del frío.
Con las piernas desnudas y el vientre helado
por caminar de frente y sin ruido
ante la indiferencia y frialdad de tus calles.
Con los pechos helados como brújulas nocturnas
que prefieren ser cortados antes de volverse insensibles.
Con la mente divagada, adormecida y bloqueada…
así me quedo ante la sensación de ese témpano de hielo
que cae sobre la cabeza,
la mía que también es tuya.
Así me duelen estas honduras
con nombre de mujer y
cuerpo de centauro.