Perfil: Susy, 18 años. Se quedó embarazada con 17 años de un hombre de 34 años.
Alumna ejemplar del Colegio Pedro Nufio.
Su hijo, Jefrey, tiene ocho meses.
Estudia 3º de Educación Magisterial y su sueño es poder estudiar Trabajo Social.
¿Tienes 18 años y un bebé de ocho meses que se llama Jefrey. Eres una de las miles de adolescentes que quedan embarazadas anualmente en Honduras… ¿Qué ocurrió para que una niña modelo acabase convertida en una madre precoz?
R.
Me enamoré profundamente del papá de mi hijo actualmente tiene 34 años. Comenzamos a salir; a conocernos y, como ocurre con todas las parejas, empezamos a tener relaciones. Tuve la mala suerte de quedarme embarazada a la primera… Él me dijo que se tenía que marchar a Estados Unidos a trabajar pero que me ayudaría. Actualmente, el dinero que me da sólo me cubre la leche.
Desde el momento en el que supe que estaba embarazada mi vida dio un giro completo. Al principio no quería tener a mi hijo y estaba decida a abortar o hacer lo que fuese necesario para no tenerlo. Fue fundamental la ayuda de los trabajadores sociales del colegio porque me apoyaron en todo momento y me dejaron un libro donde se explicaba el significado de estar embaraza. Eso me hizo cambiar de opinión y que tuviese ganas de tener a mi bebé.
Uno de los momentos más complicados fue cuando se lo tuve que explicar a mi padre. Yo traté de ocultar mi estado hasta que en el colegio me obligaron a comunicárselo a él. No reuní el valor suficiente y tuvieron que ser las trabajadoras sociales las que le hablasen. La primera reacción de mi padre fue echarme de la casa. Yo me sentía muy mal porque le había fallado; él tenía depositadas en mí todas sus esperanzas y con mi comportamiento le decepcioné. Yo era una niña modelo en la escuela y en la iglesia… para él fue algo muy duro saber que me había quedado embarazada. Para mí también fue una experiencia muy complicada porque cuando se trata de un embarazo no deseado las emociones suben y bajan.
¿Cómo cambia la vida cuando se tiene un hijo?
R.
Mi vida dio un giro de 180º… Ya no tengo tanto tiempo para poder salir con mis amigas. El poco dinero que ahorro es para comprar leche o pañales a mi hijo. No puedo quedarme en el colegio después de clase porque tengo que ir corriendo a casa para evitar que la persona que me cuida a mi hijo se enoje porque me retrasé.
El niño llora cuando tiene hambre; llora cuando hay que cambiarle los pañales. Es dependiente al 100% de mí y eso me lastra en otros ámbitos de mi vida diaria. Ahora, viéndolo con más madurez y desde la experiencia que estoy viviendo, tengo claro que tomaría precauciones para no quedarme embarazada porque no estaba preparada para ser madre. No quiero decir que me arrepienta de haber tenido a mi hijo, porque él es mi motivación, mi motor y la razón por la que sigo estudiando y trato de superarme cada día.
¿Qué consejos le darías a una adolescente hondureña que está pensando en tener relaciones con su novio?
R.
Deben saber muy bien lo que están haciendo y ser conscientes de que si tienen un hijo es para toda la vida. Un bebé no es algo que se pueda arrinconar o guardar en el armario con el resto de los juguetes. Llora; se enfada; hay que bañarlo; hay que cambiarle los pañales…Un niño debe ser fruto de una decisión muy meditada por parte de ambas personas.
Si sus parejas les piden tener relaciones sexuales sin tomar precauciones es porque realmente no las quieren lo suficiente; si realmente nos quieren aceptarían usar un método anticonceptivo. Eso demostraría que piensan en nosotras y que, de verdad, les importamos.
Visto desde la distancia, me he dado cuenta de que mi pareja no fue la adecuada para tener a mi hijo. No me valoró como mujer; me mostró muy poco afecto. Me usó y cuando ya no le servía me abandonó.
¿La sociedad hondureña tiende a ser muy crítica e injusta con las adolescentes que se quedan embarazadas. En tu caso, ¿sufriste esa presión a la que están sometidas otras niñas?
R.
Recibí críticas de mis vecinos y de familiares directos. Hablaban a mis espaldas. Decían que era una deshonra para mi familia; qué no tenía derecho a seguir estudiando. Trataron de convencer a mi padre para que me sacase del colegio porque, según ellos, una adolescente embarazada no tiene que ir al colegio. Le decían que si ellos tuvieran una hija como yo la encerrarían y no la dejarían que fuese a estudiar. Me culpaban de mi embarazo afirmando que al ser un error mío debía asumirlo con todas las consecuencias. Me humillaban y trataban de hacerme sentir culpable por ser una madre adolescente. Pero mi padre, superado el disgusto inicial, desoyó todas esas voces. Me apoyó y me arropó. Es un ejemplo para los demás padres y un milagro que haya estado a mi lado. Es la persona más importante de mi vida.
Los padres, en vez de rechazar a sus hijas o humillarlas, deberían incidir en la educación sexual. No hablan claramente sobre el uso de anticonceptivos; no nos aconsejan antes de tener relaciones sexuales. A muchos les da vergüenza y para otros es simplemente un tabú.
¿Cómo ves tu futuro como madre soltera?
R.
Mi intención es seguir preparándome, terminar el colegio y poder llegar a la universidad para estudiar Trabajo Social. Quiero dar a mi hijo lo mejor; poder darle la educación que yo nunca tuve; que sea una persona respetable; y, sobre todo, que no cometa los mismos errores que su madre.
Ahora mismo mi vida es muy complicada. Mi madre cuida de mi hijo y mi padre me ayuda económicamente con lo que puede. Yo trato de conseguir dinero de cualquier sitio. Vendo aros, mochilas, zapatillas… cualquier cosa que se pueda vender y con la que pueda sacar algo de dinero para cubrir las necesidades básicas de mi hijo. Busco cualquier cosa pero ahora mismo no me sale nada.