Eran las cuatro con cuarenta minutos de la madrugada del viernes 18 de noviembre y sobre Tegucigalpa caía un pertinaz aguacero. En el supermercado La Colonia del bulevar La Hacienda, un guardia de seguridad, obligado por su patrono a permanecer en la intemperie durante las 24 horas de su jornada laboral, sintió su cuerpo agobiado y decidió sentarse a descansar. No se imaginó, que esa sería la causa de su despido.
Se trata de Santiago David Gonzales, un hombre sencillo, que por falta de oportunidades educativas, no tuvo más instrucción, que en el uso de las armas, prestó su servicio militar y luego se incorporó a trabajar en la empresa de seguridad privada del Aguan (ESPA), de donde fue despedido, el pasado 23 de noviembre, sin el correspondiente pago de prestaciones laborales.
Para hacer prevalecer su derecho, el guardia acudió a la Secretaría del Trabajo y el departamento de conciliación citó al propietario de la compañía. La audiencia se realizaría a las once de la mañana del martes 28 de noviembre, pero el empresario no se presentó.
La empresa de seguridad es propiedad de Luis Armando Zúñiga Elvir, ex comisionado de la policía nacional, quien nuevamente fue citado para el miércoles siete de diciembre.
Vigilante asegura que su patrono le niega sus derechos
“Ahorita vengo saliendo de la oficina y el gerente me dijo que el calculo que me hicieron en el Ministerio es una hoja falsa, ahí sacaron una hoja que hicieron ellos y dicen que solo tengo derecho a 10 mil lempiras”, expresó el pasado 24 de noviembre, el guardia de seguridad.
De acuerdo al cálculo de prestaciones realizado en la Secretaría del Trabajo, al vigilante le corresponden 70 mil lempiras de prestaciones, que incluye el reajuste al salario mínimo, pues la compañía de seguridad solo le pagaba 5,500 lempiras. Cabe mencionar, que al hacer el cálculo, el inspector del trabajo no incluyó el pago de horas extras.
Aunque el Código del Trabajo en su artículo 322 establece un máximo de ocho horas como jornada laboral, las empresas de seguridad hicieron costumbre los turnos de 24 horas continuas, situación que además de violentar la legislación nacional y los convenios internacionales, atenta contra la vida de los trabajadores.A pesar que la Secretaría del Trabajo registra innumerables denuncias por violación a los derechos laborales de parte de las compañías de seguridad, hasta hoy no se vislumbra voluntad en los funcionarios del Estado para la aplicación de políticas públicas que permitan la protección de los trabajadores.
Es importante decir que muchas de las empresas de seguridad acusadas de violentar los derechos laborales, mantienen millonarios contratos por la prestación de servicios con las instituciones del gobierno. De esta forma el Estado se vuelve cómplice de los atropellos cometidos.
Audiencia de descargo y despido
“El 18, yo puse unos cartones donde había una poza de agua porque andaba mojados los pies, mi compañero se sentó en una cajilla y yo puse un cartoncito encima del sanitario y me senté. Cuando llegó el jefe de operaciones que se llama Alexis, yo extendí el paraguas y salí a encontrarlo, entonces me dijo: ¿están dormidos? –No señor le dije- ¿estás murmurando me dijo? -no señor solo le estoy dando una explicación”, expresó el guardia afectado.
Informó que debido a la inseguridad de la zona y a la falta de protección, acostumbraba protegerse en el pasillo, situación que no era del agrado de su jefe inmediato.
“Yo le dije a él: me escondo porque enfrentando el pecho en la calle arriesgo la vida. Una, porque la colonia no tiene ni una cadena ni muro y la gente me aconseja que no permanezca en la calle porque no porto ningún chaleco antibalas ni un arma que realmente me responda. Esta 38 me la llevan y por eso yo me escondo, por eso me meto a este pasillo”, dijo el vigilante, en relató de la conversación sostenida con su jefe inmediato.
Aseguró que el despido se originó cuando el supervisor se negó a firmarle el libro de novedades. “Sierra fírmeme el libro por favor porque si usted no me firma yo le voy a poner la hora en que usted pasó – no, que te firme el otro supervisor. – Y como yo le dije: usted es el encargado de los demás supervisores y yo le voy a poner la hora, por eso me llamó a una audiencia de descargo”, afirmó el vigilante afectado.
El guardia de seguridad fue despedido un día después de haberse realizado la audiencia de descargo y luego de haber entregado los utensilios que la compañía le asignó.