Un juez acusó al presidente de la Corte Suprema de Justicia, Jorge Rivera, de consumir alcohol de manera patológica, de ignorante, ingerir sustancias espirituosas y llevar al fracaso a ese poder estatal de Honduras.
El magistrado Marco Vinicio Zúniga, responsabilizó también a Rivera de cualquier atentado en su contra o su familia, tras instar a las autoridades a evaluar de inmediato la gestión del presidente de la Corte Suprema.
Marco Vinicio Zúniga |
El escándalo surgió a finales de enero cuando Rivera trasladó a Zúniga de la Sala Civil a la Penal, sin respetar el reglamento interno de la institución.
En respuesta a esa decisión, Zúniga envió el 25 de enero una carta a su compañero Rivera , en la que le dijo que “lo que sí está claro es que con su estilo gerencial, la nave del poder judicial jamás llegará a puerto seguro porque su capitán la está conduciendo a gran velocidad a un inevitable naufragio en aguas turbulentas. Y ojalá que de ser así, no sea el capitán el primero que abandone la nave”.
Le ripostó asimismo que la determinación de cambiarlo de sala hay que “ interpretarlo de otra manera (que) solo cabe en la cabeza de un ignorante, de un necio o de alguien con algún tipo de trastorno nervioso provocado por la ingesta de alguna sustancia espirituosa”.
Zúniga pidió a Rivera rectificar su conducta y desistir de “sus aviesas intenciones”, luego de advertirle que de lo contrario lo denunciará ante la fiscalía por abuso de autoridad y solicitará al Congreso que investigue su conducta administrativa
Según el juez, Rivera ha cometido irregularidades en pagos, nombramientos y viáticos de la Corte Suprema.
A continuación lo más importante de la misiva de Zúniga a Rivera:
“Ya cansado de su irreverente actitud hacia mis honorables compañeros y yo, le exijo:
1. Respeto a nuestra dignidad de magistrados, recuerde que tan magistrado es usted como nosotros, ninguno es más que los demás. ¡No más engaños! ¡no más mentiras!
2. Cese inmediato de toda conducta reñida con la ley, la moral o las buenas costumbres.
3. Cumplimiento de elementales principios de convivencia armónica, como la puntualidad y la formalidad.
4. Rectificación inmediata de todas las decisiones que impliquen una ligereza, abuso de autoridad o detrimento de los bienes y recursos del poder judicial.
5. Evaluación inmediata de su desempeño y gestión, pues a lo mejor sus constantes viajes y las alturas en las que realiza los mismos no le permiten darse cuenta que no ha sido capaz, hasta ahora, de definir metas y objetivos precisos y asequibles, y por tanto, no vemos claramente que rumbo llevamos. Lo que sí está claro es que con su “estilo gerencial”, la nave del poder judicial jamás llegará a puerto seguro, porque su capitán la está conduciendo, a gran velocidad, a un inevitable naufragio en aguas turbulentas. Y ojalá que de ser así, no sea el capitán el primero que abandone la nave”.