Procesos de licitación viciados, contratos con beneficios retroactivos y pagos prioritarios a favor de un grupo empresarial, son sólo algunos de la segunda entrega del informe “Auditoría social realizada a la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE)” que presentó la Asociación por una Sociedad Más Justa (ASJ).
El informe destacó la Licitación Pública Internacional N°. 100-009/2017 para contratar 820MW por 10 años, desde enero de 2018 hasta enero de 2028. La empresa adjudicada estaría en la obligación de despachar energía a los 30 días después de la adjudicación, algo inusual ya que el período mínimo para montar una planta que genere esa capacidad es un año.
Solo dos empresas participaron en la licitación para el lote A-1 (Choloma): Alutech y Enersa
- Alutech no pudo cumplir con la parte técnica
- Enersa, que ya tenía instaladas las plantas y proveía energía en ese sector
Las bases de licitación pedían que se iniciara el despacho de energía en tan solo 30 días, lo que es casi imposible si no se tienen ya instaladas las plantas.
La ENEE suspendió la adjudicación, figura que no existe en la legislación hondureña.
El contrato fue firmado el 9 de noviembre, pero de forma retroactiva se pagó por energía generada desde mayo de 2018 a un precio nuevo.
El contrato fue renegociado y Enersa logró que se incluyera un pago prioritario sobre los otros generadores, y además incluyeron diez empresas generadoras de su grupo empresarial para recibir pagos –por encima de otras en la lista de espera.
Ni la ENEE ni la CREE cumplieron sus funciones
Honduras pierde más del 30% de la energía que produce, una buena parte por robo, solo en 2017 fueron 450 millones de lempiras.
La falta de gobernabilidad, la corrupción, contratos de licitación amañados y la falta de competencia justa colocan a la ENEE al mes de julio con un valor de -0.39 centavos de lempiras.
“Si alguien quiere comprar la empresa está le deberá pagar más bien 39 centavos de lempiras”, Carlos Hernández.
Un proceso de licitación irregular que el pueblo hondureño pagará
A través de la auditoría de la ASJ, se develaron las maniobras que se hicieron para adjudicar el contrato a Enersa, evitar que otras empresas participaran en la licitación y obtener el mayor provecho posible de la estatal eléctrica.
La licitación se empezó tarde y se desarrolló muy rápido–en menos de cinco meses se dio todo el proceso. El 13 de septiembre se publicó el aviso y el ganador debía comenzar a despachar en enero de 2018. Sin embargo, según la ley debe de desarrollarse en un plazo de ocho meses a un año como mínimo.
Según las buenas prácticas del sector, un contrato de este tipo debe de empezar a licitarse de 1.5 a 2 años antes que se venza el anterior, pero en este caso se comenzó sólo ocho meses antes del vencimiento.
Hernández denunció que “Enersa era la única empresa que cumplía con esa condición porque ya estaba instalada”, lo que le daba ventaja desleal sobre otras empresas que quisieran competir.
Agregó que entre las razones para justificar el contrato se mencionó que no se podía dejar sin luz la zona donde ya se estaba proveyendo, por lo que “era difícil que otra empresa cumpliera, ya que solo tenían seis meses para instalar equipos y demás permisos ambientales, permisos de construcción, operación, instalaciones, etcétera”.
Por otro lado, la junta de licitación decidió el 12 de diciembre de 2017 que no se adjudicará el contrato “porque el precio era una carga financiera significativa en contra de la ENEE y la población”, por lo que la Junta Directiva de la ENEE decidió el 27 de diciembre suspender la adjudicación.
Pero un año después, la misma Junta Directiva decidió adjudicar el contrato a Enersa, ya que determinaron que “cumplía con las bases de licitación y podía demandar si no se les daba el contrato”.
Hernández explicó que la decisión de suspender era contraria a la ley, ya que “la ley solo permite adjudicar o declarar desierta la licitación y no contempla la posibilidad de suspender y tampoco de adjudicar un año después. ¿De dónde se sacaron ese término? No lo sabemos”.
Según expertos en el sector eléctrico consultados por ASJ, la adjudicación fue equivocada, ya que en caso de ser necesario se debió de haber ampliado la duración del contrato que estaba en vigor, mientras se realizaba otra licitación.
Otra irregularidad fue que una vez firmado el contrato el nueve de noviembre de 2018 tuvo efecto retroactivo, entró en vigencia desde el tres de mayo de 2018.
En este mismo proceso la ENEE aprobó como un incentivo que todo contrato que surgiera de la licitación tendría el beneficio de un pago prioritario, beneficio que se extendió para otras diez generadoras con 14 contratos de energía ligadas al mismo grupo propietario de Enersa.
Adjudicaciones de contratos coinciden con el ciclo electoral
“Parece que la CREE y la ENEE quieren repetir la historia”, denunció Carlos Hernández en referencia a dos contratos que aprobó el Congreso Nacional el pasado tres de septiembre de 2020.
La Comisión Reguladora de la Energía Eléctrica (CREE) se opuso a la aprobación de estos contratos y explica que lo dispuesto en la licitación y lo aprobado no es lo mismo, por lo que se causará un perjuicio a la ENEE y la población hondureña.
“Empiezan tarde con el proceso, lo que limitará la competencia sana y provocará precios altos para la población… la licitación otorgada a Enersa presenta características similares, como que ambas se hacen en período electoral”, relacionó Hernández con respecto a los dos procesos.
Otra similitud es que los procesos de licitación de energía se inician en años electorales, sucedió en 2017, pasó con los aprobados en septiembre y en opinión de Hernández “va a suceder en 2021”.
La ENEE a punto de colapsar y nadie hace nada
ASJ presentó en agosto pasado otro informe donde develó que la ENEE tiene miles de millones de lempiras en pérdidas. Solo en el 2017, las pérdidas ascendieron a 11,200 millones de lempiras para la estatal, lo que sería equivalente en la asignación presupuestaria a “un año de lo de educación, el doble de salud, el triple de defensa y cuatro veces más que seguridad”.
La precaria situación que vive la ENEE hace que el balance entre sus activos y pasivos, la deje en un valor contable de –0.39 lempiras.
“Si la ENEE se sigue manejando de la misma forma, ese va a ser el colapso total de este país, no hay dinero para salud, educación, para nada porque al final, un pequeño grupo de empresas se llevan todos los recursos que se puedan generar en el país”, denunció Carlos Hernández, Director Ejecutivo de ASJ.