Pese a que Honduras se ubica en los primeros lugares de criminalidad mundial, este jueves, tres de marzo, el asesinato perpetrado contra la dirigente indígena, Berta Cáceres, sorprendió el mundo. Todos pensaban que el Estado cumplía con las medidas cautelares que la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH), le había otorgado a esta mujer que dedicó su vida a la defensa de los derechos humanos, del territorio y de los demás recursos naturales.
En muchas ocasiones Cáceres denunció que más de una docena de sus compañeros habían sido asesinados por defender los derechos humanos y que ella también estaba amenazada de muerte, pero aun así la dejaron sola, y mientras dormía en su casa de habitación ubicada en la ciudad de La Esperanza, Intibucá, a 107 kilómetros al oeste de Tegucigalpa, fue acribillada, por dos sujetos que entraron después de forcejear las puertas.
Según el Ministro de Seguridad, Julián Pacheco, Cáceres habría rechazado el ofrecimiento de la Policía Nacional de asignarle agentes para acompañarle permanentemente, prefiriendo que brindaran patrullajes frecuentes cerca de su casa de residencia. Según Pacheco, la residencia donde asesinaron a la defensora habría sido otra residencia que le pertenecía, diferente a la que la policía tenía registrada.
Una vida entregada a la lucha social
Siendo todavía niña, se inició en la lucha social, acompañando a su madre, Austraberta Flores, en las actividades de ayuda humanitaria que les daba a los salvadoreños que en la década de 1980 huían de la guerra y se refugiaban en el campamento de Colomoncagua en el departamento de Intibucá. Así tomó conciencia y más tarde, cuando ya estudiaba secundaria demostró sus dotes de una lideresa nata y combativa.
En 1993, formó parte del grupo de mujeres y hombres lencas, que para luchar en la defensa de sus territorios y contra la exploración inmisericorde de los recursos naturales, fundaron el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), plataforma desde la cual no solo luchó por los intereses de su etnia o de los hondureños, sino por el respeto a los pueblos de Mesoamérica.
Ella creía en la autodeterminación de los pueblos y luchó de frente contra las bases militares instaladas en Honduras, Centro y sur América, adversó las políticas gubernamentales entreguistas, como las ciudades modelos, las concesiones mineras y los ríos, entre otras.
Agua Zarca
Río Blanco, es una comunidad lenca que ante la amenaza que le representaba la instalación de la represa hidroeléctrica Agua Zarca, sobre el río Gualcarque, en el año 2006 le solicitó ayuda al COPINH, liderado por Cáceres. La maquinaria ya estaba en el lugar y la comunidad no había sido informada, pese a que el gobierno le había aprobado una concesión a la empresa Desarrollos Energéticos SA (DESA), subsidiaria en ese momento de la compañía china Sinohydro.
Con los miembros de la comunidad, Cáceres inició la campaña contra la instalación de la represa, organizó más de 150 asambleas comunitarias y la votación donde los vecinos formalizaron su oposición que los condujo a constantes manifestaciones pacíficas y a denunciar la situación ante la comunidad internacional, como, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Corporación Financiera Internacional (CFI), adscrito al Banco Mundial.
No fue fácil, pero a finales de 2013, Sinohydro rescindió el contrato con DESA y públicamente expuso que su retiro se debía a la continua resistencia de la comunidad y por las violaciones de los derechos humanos que allí se estaban dando. En su momento y en declaraciones para la BBC, de Londres, Berta Cáceres explicó que la represa de Agua Zarca “hubiera significado desplazamientos y hubiera impedido a la comunidad desarrollar sus actividades agrícolas, porque no sólo se privatiza el río sino, varios kilómetros a la redonda».
Es así como lograron que el constructor más grande de represas en el mundo, Sinohydro, retirara su participación en el proyecto hidroeléctrico, mientras que la Corporación Financiera Internacional, adscrita al Banco Mundial, también abandonó la iniciativa. No obstante, el retiro de la empresa DESA es momentáneo, y la represa podría ser construida aguas arriba. A eso se suma un proyecto sobre el río Cangel, de la empresa Blue Energy, de capital canadiense y estadounidense, que según el COPINH, también le generó amenazas Berta Cáceres.
En reconocimiento a su labor en favor de las comunidades indígenas, consideradas las más pobres de Honduras, en el 2015 la fundación, The Goldman Environmental Prize, otorgó a Berta Cáceres, el prestigioso Premio Goldman, máxima presea mundial que un ambientalista puede recibir.
Demandan justicia
El presidente de la República, Juan Orlando Hernández, reconoció que la muerte de Berta Cáceres, fue un golpe contra Honduras. El mandatario se encuentra en un punto interesante ya que, durante su gestión como presidente del Congreso Nacional, junto con la mayoría de los diputados del Congreso, aprobó la concesión de los ríos que Cáceres y COPINH reclamaba como patrimonio del pueblo Lenca.
Un comunicado que con fecha 3 de marzo emitieron los representantes de la Unión Europea acreditados en Honduras lamentó el asesinato y llamaros a las autoridades a desplegar todos los esfuerzos posibles para investigar y enjuiciar a sus autores.
“La Unión Europea reitera su firme compromiso con los Derechos Humanos y a la protección de los que les defienden», afirma el documento.
Entre tanto, en Washington D.C, el Comité de Expertas del Mecanismo de Seguimiento de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la violencia contra la Mujer, también ha condenado el crimen de Cáceres, mientras que desde Cuba, el Centro Martin Luther King, emitió un comunicado repudiando el hecho.
“Asesinaron vilmente a nuestra compañera Bertha, luchadora, líder, madre, mujer valiente, hermana nuestra. Mucho dolor e indignación. Para nadie resulta ajeno que Bertha encabezaba una lucha contra todo un sistema, no solo en Honduras, donde luchaba por el derecho de los pueblos indígenas, campesinos; es que su lucha trascendió las fronteras”, expresa el Centro Martin Luther King.
Por su parte, el actor Leonardo DiCaprio, ganador recientemente del premio Oscar,por su película «El renacido», posteó en su cuenta de Twitter,un mensaje lamentando este crimen que conmovido al mundo. «Increíblemente triste noticia de Honduras esta mañana. Todos debemos honrar las contribuciones valientes de Cáceres”, escribió DiCaprio.
Tweet: Leonardo DiCaprio
|
El embajador de Estados Unidos en Honduras, James D. Nealon, condenó el crimen y exigió la pronta investigacióny que a los responsables se les aplique todo elpeso de la leya los que resulten responsables.
Lo anterior solo es el reflejo de las múltiples manifestaciones de repudio que se han generado en el mundo por el asesinato de Berta Cáceres, mientras que en Honduras las organizaciones estudiantiles, gremiales, campesinas, y políticas, entre otras, se han pronunciado de diversas formas en solidaridad, no solo con la familia sino con Honduras.