Expertos consultados por Revistazo consideran que cambiarle el nombre de una escuela no perjudica la memoria histórica del país. |
Según algunos, se debe distinguir entre personas con sentencia firme y los que solo son señalados por la prensa o la sociedad. |
Todos opinan que deben generarse cambios para dignificar a los educandos. |
A finales de junio pasado, Revistazo publicó una serie de reportajes sobre cómo el sistema educativo nacional ha sido utilizado para exaltar la figura de funcionarios públicos, sus familiares, y hasta ciudadanos implicados en actos de corrupción y narcotráfico, bautizando con sus nombres innumerables jardines de niños, escuelas y colegios. Esta revelación, comentada por muchos hondureños repudiando la situación, también ha provocado la reacción de diputados del Congreso Nacional que buscan legislar para generar cambios.
Algunos ejemplos de centros educativos con nombres de corruptos, politicos, familiares y narcos en Honduras. |
Por otro lado, hay quienes han cuestionado si cambiar el nombre de una instalación pública significa borrar la historia del país. Por ejemplo, el Estadio Nacional lleva el nombre de Tiburcio Carías Andino; muchos hoy en día lo recuerdan a este personaje como dictador represivo, pero no han surgido iniciativas para quitar su nombre de este sitio icónico de la capital. El nombre del estadio no se ve como un halago de la sociedad actual hacia ese personaje, sino sencillamente un recordatorio de quién lo mandó a construir.
Asimismo, hay quienes argumentan que hasta los políticos implicados en la corrupción también tienen aspectos rescatables. “Nadie puede ocultar que en su momento Callejas hizo cosas buenas y que fue el primero que llevó pupitres a las escuelas”, comentó un funcionario consultado por Revistazo.
Para resolver este debate, Revistazo entrevistó a seis expertos, catedráticos en las carreras de ciencias sociales e historia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.
«¿Cómo vamos a tener como prócer a un narco?»Hilda Caldera |
Ella es catedrática de la Carrera de Sociología y a su juicio, a las escuelas se les deben cambiar los nombres cuando se ha comprobado que determinado funcionario, ex funcionario o político, ha transgredido la Ley. Vincula la acción a momentos en que los tribunales de justicia ya han emitido una sentencia condenatoria.
Y en tal sentido sostiene, “¿Cómo vamos a tener como prócer o ejemplo de una escuela a un narco, ladrón, estafador o un corrupto, solo para mencionar algunos de los delitos?”, dijo esta profesional con una maestría en Trabajo Social y profesora universitaria en las asignaturas de Estudios de la Mujer, Sociología General y Sociología Aplicada a la Arquitectura.
«Urgente que los niños dejen de consumir antivalores»Arnaldo Rodríguez |
El sociólogo, Arnaldo Rodríguez, catedrático de la carrera de Sociología en la Facultad Ciencias Sociales de la UNAH, asegura que es necesario cambiar la designación de todas las instituciones públicas que llevan el nombre de personajes nacionales y extranjeros nefastos a la construcción de la identidad colectiva. “Es urgente para que nuestros niños no sigan consumiendo antivalores”, expresó.
Instó, que las autoridades cambien los nombres de personajes ligados a la corrupción, al narcotráfico y violaciones a los derechos humanos de todas las escuelas, colegios, parques y calles, puentes y demás edificios públicos, porque según él, la memoria colectiva se construye sobre acontecimientos que le dan vida y bienestar a todos.
En tal sentido, sostiene que cambiando los nombres de personajes oscuros y nefastos, no afecta para nada la memoria histórica. Ejemplificó, “la magnífica historia de resistencia que nos generó Lempira contra la invasión española, no debe ser olvidada nunca, pero dolorosa y perversa historia que nos dejó el golpe de Estado, con Roberto Micheletti y Romeo Vásquez, debe desaparecer de nuestras instituciones estatales y no ser reconocidas”, afirmó. No obstante, aclaró que es importante recordarlos negativamente como actores del rompimiento de la democracia.
«Así construyen los políticos su representación social»Zoila Madrid |
Revistazo también dialogó con Zoila Madrid, master en trabajo social, especialista en estudios de género y catedrática del Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales en la UNAH. Le consultamos sobre el tema y de manera inmediata respondió que, “El nombre de las escuelas es una forma de como construyen los políticos la parte simbólica y la representación social, porque esos nombres representan a la clase política e invisibilizan a otro grupo muy importante en la construcción de la sociedad”.
Sin dejar de tener razón, fundamenta su teoría en las mujeres que han aportado mucho a la sociedad y que son invisibles en los centros educativos y mencionó a Visitación Padilla, Graciela García, Gladys Lanza y a Clementina Suarez, entre otras, pero “no solo las mujeres también los hombres que han aportado en la construcción de la democracia, no desde el poder sino desde otro imaginario social también están invisibles”, dijo.
A renglón seguido reflexionó que si una escuela en lugar de llamarse Rafael Leonardo Callejas lleva el nombre de Visitación Padilla, los niños estudiarían todos los aportes culturales y políticos que Visitación Padilla dejó para los hondureños. “¿Se imagina el cambio que habría en todos los niños y niñas que estudian en esa escuela? Porque, ¿qué historia le cuentan a los niños y niñas de la escuela que se llama Callejas? ¿Qué celebran? El cumpleaños de Callejas? o ¿Qué hacen?”, preguntas que deja en el aire con propósitos de que alguien las responda.
Sin embargo, ella es consiente que mientras la presente clase política siga gobernando al país no habrá una escuela que lleve el nombre de Berta Cáceres, a menos que se trate de una institución privada. “Y en esa escuela que estudiaríamos a Berta Cáceres, su lucha y la historia del movimiento indígena lenca que también esta invisibilizado,” expresó esta experta en temas sociales, quien es del criterio que deben revisarse el nombre de las escuelas, las calles, instituciones públicas y hasta los billetes.
«Perduran en el tiempo con fines proselitistas»Tomás Andino |
Tomás Andino, también es sociólogo de profesión, educador popular y ex diputado del Congreso Nacional. Explica que el nombre de las instituciones funciona como si fuera libro abierto para los niños y jóvenes. “Y es lamentable que se estén asignando nombres de personas corruptas o cuestionadas públicamente”, sostuvo.
Según Andino, la influencia desde las instancias del poder incide en la asignación de esos nombres para que los funcionarios perduren en el tiempo con fines de promoción proselitista. “Por eso vemos nombres de políticos sin ninguna proyección más que el daño al país, pero están siendo objeto de un gran honor, como el que una escuela u otra institución pública lleve su nombre”, afirmó.
Andino lamentó que en ocasiones, sin medir las consecuencias a futuro, son las mismas comunidades quienes piden bautizar los centros educativos con el nombre de los políticos, pensando en que esa escuela o colegio va a ser beneficiada, pero muchas veces lo que en el tiempo perdura es una contradicción entre los valores de estos personajes y los que se supone deben enseñarse en la escuela.
Ante tal situación, con propósitos de evitar ese juego entre el clientelismo y el poder, Andino propone que el Congreso Nacional reglamente que los nombres de los centros educativos y demás instituciones públicas sean relevantes a los valores éticos de las comunidades y del país.
A juicio propio, admite que el cambio de los nombres de personas cuestionadas no afecta la memoria histórica porque “la memoria histórica debe rescatarse borrando los nombres de los corruptos y rescatando la honorabilidad de aquellos que han dado mucho por la patria, luchadores sociales o políticos honestos, porque los ha habido, que han quedado en el anonimato y que ya es hora de que se les reconozca su contribución”, enfatizó Andino.
«Más allá de los valores cívicos los nombres se dan por un clientelismo político»Eugenio Sosa |
“Si se tiene la imagen de un corrupto ya puede tener el nombre de la escuela 20 o 50 años y supongamos que se afecta una continuidad de memoria porque se cambie el nombre, eso no debería ser causa de preocupación”, dijo Eugenio Sosa, catedrático de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNAH. Según él, de nada sirve que eternamente se le rinda homenaje a una figura que de acuerdo con la justicia y la sociedad no tiene el perfil para transmitir valores.
Sostuvo, que la memoria de la historia forma parte del modo de reproducción del orden dominante, de las élites y “las elites como la hondureña que son altamente corruptas también se reproducen de esa manera, además en eso de los nombres de las escuelas hay que decir que más allá de los valores cívicos y patrióticos ha existido la definición de ubicar nombres de personajes más por clientelismo político que por méritos relevantes,” indicó.
Asimismo, dijo que en este momento todo mundo, hasta gobiernos mundiales hablan de reconocimientos para Berta Cáceres y de su lucha, pero si tuviéramos una visión más seria en ese tema, “por lo menos en cada departamento debería haber una escuela que se llame Berta Cáceres”, insistió. Aunó que es más, la promoción de un año escolar debería llevar ese nombre.
Pero lamentó que quienes han contribuido en el país no están presentes en los homenajes porque esos lugares están ocupados por quienes quienes le han hecho daño al país. Y es que para este profesor universitario, los valores subalternos, luchadores sociales, defensores de derechos humanos tienen muy pocas posibilidades de ser homenajeados por las élites que contrariamente los ocultan, los niegan y nunca aparecen en las grandes historias narradas desde el poder.
«Ponderar los valores y aportes a la sociedad»Rolando Sierra |
Revistazo también platicó con el historiador Rolando Sierra, quien opina que tal como ocurre en otros países, en Honduras se debe legislar para establecer los mecanismos necesarios para nominar los centros educativos.
Indica que cuando se trate de personajes, necesariamente se tiene que hacer una ponderación de sus valores y de los aportes que la persona le ha dado a la patria. En tal sentido, plantea que una escuela debe llevar el nombre de una persona que ha sido ejemplo de vida, que haya dado aportes significativos a la sociedad y no inclinarse por aspectos políticos.