La violencia es un mal endémico para millones de hondureños. La presencia del narcotráfico, escuadrones de la muerte, pandillas juveniles, crimen organizado y barras de los equipos de fútbol han convertido a Honduras en uno de los países más violentos del mundo, dejando una media diaria de 19,23 muertos.
La Pastoral Social Cáritas ha presentado un estudio sobre la violencia que vive el país centroamericano donde señala que una solución militar no ha llevado al país a conseguir la tan ansiada paz sino que solo ha agravado el conflicto creando un Estado débil e incapaz de tomar medidas drásticas para resolver la violencia. “El problema que vive Honduras no se resuelve solo con represión, no se puede tener un enfoque reactivo; el Estado no quiere hacer las cosas a largo plazo, sin prisa, sino que prefiere combatir la violencia con violencia sin entender que ésta encontrará otros caminos”, afirma el director de Cáritas en Tegucigalpa, el sacerdote German Cálix.
En los últimos ocho años la criminalidad se ha incrementado un 229,7%, llegando a su cota máxima en 2011 cuando se registraron 86,5 homicidios por cada 100.000 habitantes. Estas cifras hacen que Honduras sea el país más violento del mundo entre aquellos que no se encuentran en guerra.
Cálix señala que la situación de violencia ha desbordado las capacidades del Estado y que se requieren unas instituciones limpias y que acaben con la impunidad. A este respecto, las propias autoridades hondureñas han reconocido que el país no cuenta con las estructuras para combatir la violencia y que tiene poca capacidad para investigar los homicidios, por lo que el 80 % de éstos quedan en la impunidad.
“La paz se construye cada día; y cada día vamos palpando una realidad que nos deja perplejos porque a pesar de todos los esfuerzos los impactos sin pequeños”, se lamentó con pesar el sacerdote. “Caminamos en un círculo vicioso de violencia, inseguridad e impunidad”, apunta Cálix.
El estudio indica que la firma de los Acuerdos de Esquipulas I y II en 1986 y 1987 supuso el fin de los conflictos en algunos países de Centroamérica, como el de Nicaragua entre los sandinistas y los ‘contras’. Sin embargo, “los fusiles se enfriaron, pero no descansaron, por el contrario, su tenencia y uso se ‘democratizó’ en múltiples actores que pronto aprendieron que la violencia era el recurso más rápido para resolver los conflictos y ejercer el poder”, añade la investigación. La paz se firmó pero el legado de la violencia echó raíces en Honduras donde se inició un incipiente tráfico de armas de fuego heredadas de los conflictos regionales y que se convirtió en un lucrativo negocio para los altos mandos del ejército y para los grupos irregulares.
En los últimos ocho años la criminalidad se ha incrementado un 229,7%, llegando a su cota máxima en 2011 cuando se registraron 86,5 homicidios por cada 100.000 habitantes. > Foto: Antonio Pampliega |
Esa herencia se traduce en que por el país circulan entre 800 mil y un millón de armas de fuego. En 2012, 7.172 personas fueron asesinadas. El 83% de las muertes fueron provocadas por armas de fuego, el principal objeto de muerte en Honduras. Pero a pesar de estos datos, cada hondureño mayor de 18 años puede tener cinco armas de fuego. La violencia y el miedo se han convertido en uno de los negocios más prósperos en el país. En la actualidad, hay más guardias de seguridad privada que militares.
Este negocio de venta armas provenientes de los conflictos regionales se convierte en un arsenal que pone en peligro a la población. Los gobiernos hondureños, en la década de los ‘90, decidieron acometer medidas contra el incremento de la violencia provocando el retorno de los ‘escuadrones de la muerte’ donde el enemigo ya no es ideológico sino que son jóvenes y niños. De 1998 a 2003, más de 2.000 niños son ejecutados por estos grupos ‘exterminadores’. El 95% de los casos jamás se han investigado.
“Se culpabiliza a la pobreza y a los jóvenes marginales del incremento de la violencia en el país pero se omiten a las maras y pandillas juveniles, a los narcotraficantes, a los escuadrones de la muerte integrados por policías y militares, al crimen organizado… a quienes realmente son los generadores del clima de violencia que vive Honduras”, señala Germán Cálix.
La realidad es que un total de 53.622 personas murieron de manera violenta en Honduras entre 2000 y 2012, según cifras del estatal Comisionado de los Derechos Humanos.
Vea video:
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