“Señorito regáleme un lempira, joven deme cinco pesos, usted me va a dar un churro ¿verdad?”, son frases que al solo aproximarse al portón principal del Hospital Psiquiátrico Santa Rosita profieren los internos. En este centro asistencial construido en 1976 sin las condiciones mínimas, conviven 258 personas con problemas de salud mental, pacientes sin familia y hasta criminales cumpliendo condenas.
Datos proporcionados a Revistazo por la encargada del departamento de estadísticas, Osiris Madariaga, revelan que el 90% de los pacientes se encuentran en condiciones de irse para sus casas, pero el abandono de sus parientes provoca que muchos de ellos estén condenados a permanecer y a morir en ese centro asistencial.
Maradiaga dijo que un promedio de siete pacientes, en su mayoría de la unidad de alcoholismo mueren en situación de abandono y son enterrados anualmente en ese hospital. Este centro asistencial es único en Honduras y tal vez en Centroamérica que cuenta con su propio cementerio.
Aquí hay gente con 20 años de estar egresada, pero no hay casa ni familia que los reciba, ellos han quedado abandonados y nosotros no los podemos despachar a la calle, aquí están con nosotros y aquí se van a morir”, sostuvo el doctor Mauricio Robelo, especialista en psiquiatría quien labora en la institución.
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En el país solo existen dos hospitales psiquiátricos y ambos se ubican en Tegucigalpa. En tal sentido varios de los pacientes que permanecen en el Santa Rosita y que han sido abandonados, fueron trasladados de diversas regiones de Honduras.
“Hace poquito cumplí 59 años, nací el 11 de junio de 1955, soy de Guarita, Lempira y tengo 14 años de estar aquí, mis hermanos me vinieron a dejar en una ambulancia porque tomaba guaro y me enloquecía”, afirmó José Salvador Herrera, un paciente olvidado por sus familiares.
Herrera, quien es oriundo de la occidental aldea de El Repastadero, jurisdicción de Guarita, Lempira, hace tiempos que se recuperó de la enfermedad y recuerda con nostalgia cuando en su tierra natal trabajaba cultivando de maíz, maicillo, arroz y frijol.
Él tiene hermanos y dos hijos, pero “no vienen a verme porque es muy lejos y no tienen pisto, a mí me trajo mi hermano, Carlos Manuel Herrera”, dijo este interno del Hospital Santa Rosita, quien no esconde su deseo de regresar a la tierra que lo vio nacer.
VIDEO // Entrando al Hospital Psiquiátrico Santa Rosita{youtube}lfxVZsQobxI|600|450|0{/youtube} |
Guarita, se ubica al extremo sur del departamento de Lempira en la zona fronteriza con El Salvador, es una de las comunidades más deprimidas del país y caracterizada por el abandono gubernamental. Entre Guarita y Tegucigalpa hay una distancia de 346 kilómetros, y para viajar de ese municipio a la capital se requiere contar con al menos 1,000 lempiras para el pago de pasaje, más el costo de la alimentación de dos días. No hay transporte directo y la travesía puede durar de 15 a 18 horas en bus en la venida e igual tiempo en el regreso.
El caso de Salvador Herrera podría justificarse que por motivos de pobreza y lejanía sus familiares no pueden viajar a recogerlo. Sin embargo, existen otros, donde de forma premeditada los parientes proporcionaron direcciones falsas, según indicaron las autoridades.
El 90% de los crónicos están listos para salir, pero han sido abandonados. Un promedio de 7 pacientes abandonados mueren y son enterrados anualmente en el hospital. |