Un manto, extendido por sombras invisibles, comienza a cubrir las calles de Tegucigalpa. La noche nunca duerme en la capital de Honduras. Los hombres armados se sientes más confiados entre tinieblas y es mucho más fácil esconder el miedo entre las sombras. La noche es el cobijo idóneo para cobardes y para depredadores… y en Honduras sobran las dos cosas.
El 10 de mayo de 2012, la policía hondureña detenía a Hugo Edgardo Sierra Benavides, autor de más de una veintena de violaciones, dando así fin a su reinado de terror. Las víctimas preferidas de este depredador sexual eran niñas de entre 9 y 17 años… En 11 meses, Sierra Benavides logró convertir las calles de las colonias de Comayagüela en su coto de caza particular. “Durante meses llenó nuestros días y nuestras noches de desaliento, frustración e impotencia porque no éramos capaces de detenerle”, afirma a Revistazo Fátima Ulloa, subcomisaria de la Dirección Nacional de Investigación Criminal (DNIC).
“Es un depravado sexual”, enfatiza mientras sonríe orgullosa de haberlo detenido. En sus 19 años en el cuerpo de policía de Honduras- los últimos 5 en el DNIC- la subcomisaria nunca vio un caso parecido. “Era la primera vez en la historia del país que nos enfrentábamos a un caso tan terrible como este. Cada vez que había una nueva víctima nos derrumbábamos porque llegó a ser frustrante”, comenta Ulloa, madre de dos hijas.
La subcomisaria lo define como un tipo frio e inteligente y que sólo pidió perdón o mostró arrepentimiento el día que trató de quitarse la vida cortándose las venas. “Es muy fácil pedir perdón; robó la inocencia de demasiadas niñas. Su niñez. Su ingenuidad”, comenta Fátima Ulloa sin poder contener la emoción a pesar de que ha transcurrido un año desde la detención de Sierra Benavides. “Siento una alegría muy grande por volver a verlas sonreír”, comenta mientras hace una pausa para dar dos besos a la madre de una de las víctimas. “Pero esta no es una noche ara recordar tristezas; en cada una de estas niñas hay una estrella y una luz y nos debemos quedar con eso que al final es lo realmente importante”, se excusa mientras entra en el interior de la Iglesia De Dios Pentecostal, en la Colonia Miraflores.
Los invitados al evento van entrando en el interior del templo. Las mesas están dispuestas en filas. Una banda de música toca unos suaves acordes. Saludos. Alegría. Fotos. Apretones de mano. Los asientos se van ocupando con parsimonia, ya nadie tiene prisa… En una de las paredes de la iglesia se puede leer en letras de colores. “Celebremos la vida y la esperanza”.
“En medio de esta sociedad en la que nos ha tocado vivir, dentro del conflicto social que vive Honduras, a pesar del grado de violencia que impera en nuestro país tenemos la convicción de que las cosas van a cambiar; de que hay esperanza a pesar de las circunstancias…”, afirma Ada Doblado, psicóloga en el proyecto RescateRescateEl proyecto Rescate brinda atención psicológica, servicios investigativos y apoyo legal a niños y niñas víctimas de abuso sexual, para restaurarles y hacerles justicia., de la organización no gubernamental Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ).
“Queremos dar las gracias por la vida, por la esperanza y por la justicia”, comenta Doblado ante un auditorio repleto de ojos que la escruta mientras habla desde el estrado. “Se ha demostrado que nosotros podemos obtener justicia y esperanza. Qué puede haber cambios en está Honduras convulsa”, finaliza Ada Doblado.
La sala se queda a oscuras… Varias figuras se sitúan en el centro del escenario. Silencio. Nervios. La música comienza a sonar lentamente y las luces vuelven a brillar en el interior del templo. Seis niñas, vestidas de rosa y con dos cintas de colores colocadas en la cintura, bailan desatando los aplausos y los vítores de los asistentes. Las que fueron víctimas hoy se convierten en estrellas que brillan con luz propia. Rostros aniñados y enormes sonrisas rasgan sus labios. Sempiternas sonrisas que les arrebató un depravado sediento de la candidez y la delicadeza de estas flores.
Las niñas cantan y bailan delante de un auditorio que las anima dando palmas y alentándolas. |
“Estas niñas son un jardín que debemos cuidar para que florezcan”, afirma Ada mientras aplaude a las niñas que corren al interior del templo a cambiarse de ropa, la función debe continuar. “Hoy estamos aquí celebrando porque una muchacha se arriesgo a denunciar, porque la policía y se arriesgaron, porque un grupo de padres también lo hicieron. Todos ellos han demostrado que tenemos que arriesgarlos para que este cambie, es un ejemplo para que la situación de Honduras cambie… Los buenos somos más”, sentencia Ada Doblado.
La presentadora del acto cede el turno de palabra a Roberto Blen, Fiscal de la Niñez de Honduras y uno de los responsables de que Hugo Edgardo Sierra Benavides esté preso en la cárcel de Támara. “Estas niñas han vivido una agonía y hoy verlas aquí, disfrutando de la vida es algo que me conmueve”, comenta el fiscal. “Nosotros somos el último eslabón de la cadena que debe ser fuerte para que se haga justicia”.
Enfundadas en una camiseta blanca, símbolo de su inocencia, las chicas van ocupando el escenario saltando y brincando al ritmo de la música y de las palmas de los asistentes, muchos de los cuales se han puesto de pie. Sonrisas. Alegría. Felicidad. Sus rostros, hoy, son un mensaje para quién trató de humillarlas. Ellas son mucho más fuertes. Ellas son el futuro de Honduras; aún queda esperanza para este país.
VIDEO: Participación de las niñas durante el evento de Acción de Gracias
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