Es vecina de la colonia Nueva Suyapa de Tegucigalpa y por falta de un empleo digno vive en la pobreza, a un paso de la miseria diría cualquier persona que la conoce. Ella es la madre de un varón y dos niñas, una de las cuales, sufre de retos especiales derivados de una enfermedad que la mantiene inmóvil. Sin embargo, la justicia hondureña la ha enviado a prisión preventiva acusada de trata de personas con relación a la mendicidad.
El sábado 8 de febrero, Iris Yaneth Amador García, se levantó temprano, en su cocina no había alimentos y al hurgar sus bolsillos tampoco encontró dinero. Su situación era precaria porque los 45 lempiras que se ganó lavando ropa un día antes, los utilizó comprando los pañales desechables que necesita su hija, Karla Marcela Matamoros, de nueve años, enferma de hidrocefalia. Ante tal situación, no tuvo más opción que salir a la calle a pedir limosna.
Puso a su hija paralítica en un andador que hace un año le regaló un norteamericano que conoce su situación. “Vámonos”, le dijo a Itzamar Anai, su otra menor de 4 años, ella no se imaginó que la suerte le jugaría mal y caminaron 8 kilómetros hasta llegar a la entrada principal del Mall Las Cascadas, donde comenzaron a solicitar la ayuda voluntaria de los clientes que visitaban el complejo comercial.
El tiempo transcurría y todo parecía normal, pero de pronto, una patrulla de la policía preventiva llegó a capturarla. A ella la remitieron a la fiscalía de turno y las niñas fueron llevadas a centros de internamiento del Instituto Hondureño de la Niñez y la Familia (IHNFA). En la audiencia preliminar desarrollada el 14 de febrero, el Juzgado 5 de la sección judicial de Tegucigalpa le dictó prisión preventiva.
Para conocer su situación, revistazo la visitó en el Centro Femenino de Adaptación Social (CEFAS), reclusorio donde guarda prisión preventiva ordenada por el tribunal que conoce el caso. “Iris Amador tiene visita”, se escuchó al interior del recinto y cinco minutos después apareció la mujer, vistiendo una camisa del Barça, una falda azul y zapatos blancos.
Se sentó en una silla de plástico color beige frente a una mesa redonda blanca, sus ojos se anegaron y chorros de lágrimas comenzaron a brotar, la mujer no esconde su dolor por estar lejos de sus vástagos. “Por Dios Santo, yo no me dedico a pedir, yo trabajo lavando ajeno y vendo frescos naturales en el Hospital Escuela, por tres docenas de ropa que lavo dos veces por semana me pagan 45 lempiras, los otros días desde las siete de la mañana hasta las tres de la tarde vendo frescos y me gano 84”, dijo prisionera, al relatar su desdicha.
En febrero de este año el Departamento de Estado de Estados Unidos de América, colocó a Honduras en la lista de vigilancia nivel dos, por las fallas cometidas en la aplicación de la justicia a delitos de trata de personas, situación que pone en riesgo la millonaria asistencia bilateral que recibe el país. “Y por eso es que han ordenado que se agarre al que sea”, dijo a revistazo, un investigador del Ministerio Público, con quien este medio digital dialogó sobre el particular, pero a la vez, él pidió no mencionar su nombre.
Revistazo conoció que a las diez de la mañana del sábado 8 de febrero, la titular de la oficina de vulneración de derechos del Instituto Hondureño de la Niñez y la Familia (IHNFA), Suyapa Turcios, llamó a Miguel Ángel Rivera, empleado de esa institución para solicitarle que se trasladara a la entrada del Mall Las Cascadas porque una señora estaba ejerciendo mendicidad utilizando a sus pequeños hijos y que uno de ellos, era transportado en silla de ruedas con necesidades especiales.
Minutos más tarde Iris Yaneth Amador García y sus dos hijas fueron detenidas por agentes de la policía preventiva. La señora fue remida a la fiscalía de turno y las niñas enviadas al IHNFA. Las autoridades le decomisaron a Itzamar Anai Matamoros, de cuatro años, un botecito de plástico que contenía 287 lempiras, “producto del ilícito”, señala el expediente abierto por el tribunal de justicia, luego que la fiscalía presentara la acusación.
El director del IHNFA, Felipe Morales, informó que a Karla Marcela la internaron en un centro de menores situado en El Hatillo, lugar destinado por la institución para albergar a los niños con algún grado de discapacidad y que a que Itzamar Anaí la enviaron a otro centro ubicado en la colonia Kennedy.
Pedir: ¿delito o amor?
Iris Yaneth ha manifestado que dos veces por semana trabaja lavando ropa y que en esta labor se gana 90 lempiras en las dos jornadas, también ha dicho que los cinco días restantes acude a las inmediaciones del Hospital Escuela donde vende frescos naturales para ganarse 84 lempiras diarios. En sus dos trabajos ella devenga un total de 510 lempiras semanalmente. Es decir, un promedio de 73 lempiras diarios.
No hay más y con este dinero debe comprar el alimento para ella y sus tres sus hijos, obtener ropa, zapatos y medicinas. Sin embargo, solo la menor que sufre de retos especiales necesita como mínimo tres pañales desechables diariamente. El valor de cada pañal es de cinco lempiras.
A lo anterior también hay que sumarle que los médicos le han recomendado que a esta niña le de tomar una leche especial. “Y la latita de pediashure solo le dura 3 días y cuesta 530”, dijo la fatigada madre, quien para disimular el sufrimiento restriega sus ojos con la mano izquierda y dice: “la vista me está fallando”.
Su situación es precaria y solo resta preguntarse, ¿Iris Yaneth Amador García es malhechora o pide dinero por amor a sus hijos?
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