El 2019 inició con un madrugón para la clase política; las reformas constitucionales pusieron a trabajar a los diputados en pleno recalentado. Con un consenso político partidario sin precedentes se logró un acuerdo entre “Los tres mosqueteros” y así “nacieron” los órganos encargados de organizar procesos electorales y resolver conflictos e impugnaciones, (CNE Y el TJE, respectivamente). El estira y encoje trajo consigo la insurrección legislativa, pues bajo el argumento de tener el derecho a un representante, LIBRE hizo lo propio para lograr su objetivo y se eligieron a los nuevos integrantes del Consejo Nacional Electoral y Tribunal de Justicia Electoral. Sin leyes, presupuesto e instalaciones, pero ¡a trabajar!
Tal como lo manda la cultura política hondureña, un representante para cada una de las tres fuerzas políticas mayoritarias.
Para todo lo que no se puede hacer en el país, siempre existe la Organización de Estados Americanos (OEA). Con aproximadamente 6 millones de Lempiras, el Congreso Nacional le pidió a la OEA que le redactara dos propuestas de Ley. La democracia sale cara, tanto que, aunque algunos lo hayan olvidado, costó 31 vidas en conflictos post electorales, según los datos del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (CONADEH). Dos comisiones multipartidarias dictaminarían lo entregado por la OEA, es decir, analizar lo analizado; pero antes pasaría por una revisión de una Comisión Técnica de Asesores, artículo por artículo, casi casi como el “voto por voto”, y así se fue el año viejo.
2020 inició con pocas expectativas en materia electoral. El Registro Nacional de las Personas va viento en popa con el proyecto ¨Identifícate¨, para darle una nueva tarjeta de identidad a los hondureños.
Sin embargo, las leyes electorales siguen cocinándose a fuego muy lento en el Congreso y entre algunos enigmas latentes quedan preguntas como: ¿Habrá consulta popular sobre la reelección presidencial y la segunda vuelta electoral? ¿Tendremos un sistema de transmisión de resultados sólido y transparente? ¿Las mesas electorales estarán plagadas de activistas políticos de nuevo? ¿Se adelantarán las elecciones primarias?.. Muchas interrogantes, sin duda.
Esperemos no recibir las respuestas justo antes de hacer el examen, pues para las elecciones de 2021 es una necesidad tener reglas y cuentas claras, para que no perdamos 50 millones de dólares diarios por otra crisis, según estimaba el Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COHEP), y que las elecciones se conviertan en una noticia común sobre alternancia democrática en la administración del Estado, y no de debilitamiento democrático y enfrentamientos ciudadanos.