En Honduras no existe la figura de “cadena perpetua” como tal. Sin embargo, hay al menos 40 presos que, salvo en caso de algún milagro, pasarán el resto de su vida tras las rejas, según un informe del Programa de Auditoría Penitenciaría de la Corte Suprema de Justicia (CSJ).
De los 13,600 internos en los 24 centros penales del país, 657 cumplen condenas arriba de 30 años de prisión. El artículo 35, comprendido en el Capítulo II del Código Penal hondureño, señala que al culpable de dos o más delitos se le impondrán todas las penas correspondientes a las diversas condenas.
Violadores cumplen penas de 400 años
Tal es el caso de Hugo Edgardo Sierra Benavides, a quien el Tribunal de Sentencia de Tegucigalpa condenó el pasado 13 de agosto 148 años de reclusión tras ser encontrado culpable de los delitos de violación especial en perjuicio de 12 niñas. Esta condena se suma a 246 años con 6 meses de prisión que en fechas anteriores se habían dictado en otras Salas, las que sumadas hacen un total de más de 394 años de cárcel, que el imputado deberá cumplir.
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De acuerdo a información que maneja el Ministerio Público, en diversos puntos de la capital hondureña, Hugo Edgardo Sierra Benavidez en el año 2009 habría abusado sexualmente de al menos 40 niñas de entre 9 y 17 años de edad.
Otro caso similar se reporta el Tribunal de Sentencia de La Ceiba Atlántida, que el pasado tres de agosto condenó a 400 años de cárcel a Edy Estanislao Peralta, por 27 delitos de violación especial en perjuicio de una niña de once años.
El relato de hechos indica que el 25 de enero de 2014, Peralta raptó a una niña de once años y durante 15 días la obligó a tener relaciones sexuales de dos a tres veces diarias, mediante lo cual la menor salió embarazada.
Edy Estanislao Peralta guarda en la Granja Penal de El Porvenir, Atlántida; mientras que la menor se encuentra en poder su madre y con problemas para alimentar a su hija, producto de la violación.
En febrero de 2012, en juicio oral y público celebrado en Juticalpa, Olancho, la justicia hondureña condenó a 100 años de prisión a Nelson Omar Mendoza Torres, Edgar Humberto Herrera Zelaya y Carlos Rubén Mendoza Rivera, culpables del delito de asesinato de cinco personas.
Según el informe de la Dirección Nacional de Investigación Criminal (DNIC), el 17 de enero de 2010, los sentenciados sacaron de su casa ubicada en San Francisco de La Paz, a Lucio José Rivera Tejada, Manuel Bonilla, Wilmer Bonilla, Armando Ferrera Tejada y Byron Bryan Ramírez, para luego asesinarlos.
El 20 de abril de 2012 también fue condenado a 100 años de prisión por asesinato de cuatro personas, Óscar Geovanny Aguilar Connor, hecho ocurrido el 8 de enero de 2008 en el pasaje 15 de septiembre de la colonia López Arellano en Choloma, Cortés.
La condena fue dictada por el Tribunal de Sentencia de San Pedro Sula, tras determinar que Aguilar Connor participó en el cuádruple crimen donde fallecieron, Gerardo Alfredo Díaz Herrera, José René Mata, Rudy Renán Reyes Hernández y Darío Hernández.
Sentencia de más de 1,000 años cumplen responsables de la masacre del Porvenir
El 5 de septiembre de 2008 el Tribunal de Sentencia de La Ceiba Atlántida condenó a 1,053 años de prisión a Dimas Antonio Benítez, jefe penitenciario en la Granja Penal de El Porvenir Atlántida y a 1,018 años, a los reos, Oscar Ocampo, Santos Pérez, Tomás Guevara, Jorge Caballero, Javier Solís y Adán Amparo, que de acuerdo al órgano jurisdiccional participaron en la masacre de 69 personas en ese centro penitenciario. El hecho ocurrido el 5 de abril de 2003.
Según la Fiscalía, en el crimen hubo delitos como abuso de autoridad y violación de los deberes de los servidores públicos, coautoría de asesinato, «asesinato en su grado de ejecución de tentativa, homicidio y homicidio en su grado de ejecución de tentativa.
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¿Y los corruptos?
El sistema carcelario hondureño consta de 24 centros penales con capacidad de albergar a 8,300 personas, pero que en su interior se alojan a 13,600, una sobrepoblación arriba del 60% que mantiene colapsada una vetusta infraestructura donde predomina la insalubridad, deficiencias alimentarias, falta de atención médica, psicológica y jurídica, entre otras.
Son muchos los hondureños que piensan que las cárceles han sido construidas para encerrar a los pobres, y quizás tengan razón. Entre los reos, los expertos aseguran que hay algunos que fueron acusados injustamente y que por fallas en la aplicación de las leyes se mantienen allí pagando condenas por delitos que no cometieron. La mayoría de los internos son personas acusadas de robos, pandilleros, homicidas y violadores—algunos de ellos crímenes muy graves por cierto, sin embargo, ninguno por crímenes con tantas víctimas como el saqueo del IHSS, acto que popularmente se alega habría causado la muerte de hasta 3,000 hondureños.
Hasta hoy, los supuestos delincuentes de cuello blanco que han sido acusados en los tribunales de justicia, casi siempre son beneficiados con las medidas sustitutivas de prisión que les ofrece el sistema legal. Se pueden contar con los dedos de la mano los funcionarios de alto rango que por actos de corrupción u otro delito, en algún momento llegaron a pisar una celda. Si a los responsables de los grandes actos de corrupción y fraudes en la administración pública fueran castigados de igual forma por cada hondureño que sus acciones han dejado enfermo, con hambre, sin educación, y hasta muerto—las sentencias tendrían que ser no por miles, sino millones de años.