El crimen y la violencia encabezan la lista de los grandes problemas ante los cuales el gobierno que asuma poder en enero tendrá que enfrentar. Aunque se ha hecho mucho hincapié en que Honduras ostenta la tasa de homicidios más alto del mundo, no es el único país latinoamericana que enfrenta o haya enfrentado estos flagelos.
Tanto El Salvador como Colombia, entre otros, también han enfrentado serios problemas con la seguridad ciudadana. Sin embargo, algunas de las ciudades más grandes de estos países han experimentado reducciones significativas de la violencia en comparación a su entorno, situación atribuida en parte a la implementación de políticas innovadores a nivel local.
Las autoridades hondureñas, tanto nacionales como municipales, harían bien en conocer estas experiencias y considerar la aplicación de medidas similares.
Reducción drástica de homicidios en Santa Tecla
La aplicación de políticas integrales de combate a la violencia por parte de las autoridades, le ha permitido a la población de Santa Tecla, un municipio de 170,000 habitantes enclavado en la zona metropolitana de San Salvador, obtener resultados favorables en seguridad ciudadana.
Entre 2005 y 2012, este municipio logró reducir su tasa de homicidios de 66 por 100,000 habitantes (arriba del promedio nacional) a tan solo 23 (la mitad del promedio nacional).
También experimentó reducciones significativas de otros crímenes como la extorsión, el hurto y el robo.
¿Qué hizo para reducir la violencia?
En el foro “Construyendo un Consenso Político para la Seguridad y Justicia”, organizado en octubre del presente año por la Alianza por la Paz y la Justicia, el licenciado Oscar Ortiz, alcalde de Santa Tecla desde el año 2000 hasta septiembre pasado, expuso sobre los programas de disuasión, prevención y rehabilitación implementados por la municipalidad, a que se atribuye la drástica reducción en actos delictivos.
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Para aproximarse a la realidad la municipalidad decidió en primera instancia incluir la opinión de la población en un diagnóstico que le permitiera conocer las causas de la inseguridad. Talleres, asambleas ciudadanas, mesas de participación, comités zonales y espacios de organización de vecinos, fueron parte de los estudios que durante 2004 desarrolló la alcaldía previo al establecimiento de una política de seguridad.
Una vez conociendo la realidad el Consejo Municipal en alianza con la Policía Nacional Civil emitió el acuerdo de implementación de una Política Municipal de Convivencia y Seguridad Ciudadana, instrumento jurídico que además de prohibir el uso de armas en espacios públicos, también creó el Observatorio Municipal de la Violencia.
Además crearon organismos de prevención, nuevos espacios públicos, programas de becas escolares, iluminación de la ciudad, políticas de atención a la mujer, planes de vigilancia y un sistema de video vigilancia que consiste en la instalación de 21 cámaras en la zona de El Paseo el Carmen, Paseo El Recreo, Museo Tecleño, Mercado Central, Parque Daniel Hernández y San Martín.
Las cámaras también están instaladas cerca de 11 instituciones educativas para brindar mayor seguridad a los más de 10 mil estudiantes que transitan a diario por el Centro Histórico de Santa Tecla.
Recuperación de espacios públicos en Bogotá y Medellín
Durante los años 90 y 2000, Bogotá y Medellín, que figuraban entre las ciudades más peligrosos del mundo durante esta época, impulsaron proyectos de intervención social y convivencia para abordar los preocupantes niveles de violencia que experimentaban.
El ex Hugo Acero, ex Subsecretario de Seguridad en Bogotá y actual consultor para PNUD en Honduras, compartió sobre sus experiencias en este tema en el foro “Construyendo un Consenso Político para la Seguridad y Justicia.”
Las estadísticas presentados por Acero presentan una mirada dramática de la situación de Colombia. De una tasa de homicidios de 80 en 1993 en Bogotá, se bajó hasta 16 en 2012. Y se observa resultados todavía más impresionantes en Medellín: de una tasa de 381 en 1991, se bajó hasta 52 en 2012.
Según Acero, estrategias de prevención orientadas a la recuperación de espacio público fueron importantes factores para fortalecer la convivencia social y por ende reducir los niveles de criminalidad y violencia en Bogotá, Medellín y otras ciudades. En adición a estas estrategias de prevención, Acero enfatizó la importancia del involucramiento del gobierno municipal en el manejo de la agenda de seguridad, la coordinación entre los varios niveles del gobierno, y la participación de la comunidad y el sector privado.
Sin embargo, varios expertos han sugerido que las caídas en las tasa de homicidios se deben más a políticas nacionales que iniciativas municipales. En el libro “Adonde Vamos: Análisis de políticas públicas de seguridad ciudadana en América Latina,” recién publicado por el Woodrow Wilson Center, los autores María Victoria Llorente y Sergio Guarín León concluyen que “el debate académico ha mostrado que resulta poco riguroso atribuir la caída del crimen que se ha dado en ambas ciudades a la aplicación de tales iniciativas locales como lo han hecho los gobernantes de turno.” Sostienen que la mejor explicación son las políticas nacionales diseñadas para abordar el narcotráfico y la dinámica de la situación del crimen organizado.
Recuperación de espacio público en el sector La Bermejala, Medellín (antes y después) |
Recuperación de espacio público en el Bogota (antes y después) |
Recuperación de espacio público en el Bogota (antes y después) |
Usted, ¿qué opina? ¿Cree que alguna de estas medidas ayudaría a reducir la violencia en Tegucigalpa, San Pedro Sula, Ceiba u otras ciudades “catrachas”?