Por Omar Rivera —
De cómo las actuaciones del Caballero sin Tacha y sin Miedo contrastan con la conducta de la ex Presidenta del Banco Central de Honduras
Hace unos cinco años, a propósito de de la demanda al Estado que interpuso la ex Presidenta del Banco Central de Honduras (BCH), Gabriela Núñez, por una más de seis millones de lempiras, por haber sido despedida del cargo , hice una comparación entre su desafortunada decisión y el comportamiento de Jose Trinidad Cabañas. Pese a que dicen que las comparaciones son odiosas, creo pertinente recordar lo que publiqué a inicios de febrero del año 2008.
¡Vaya que los tiempos han cambiado!.
Hace dos siglos nació José Trinidad Cabañas, un hombre que es símbolo de honradez y amor a Honduras, ejemplo de compromiso con sus conciudadanos y de profundo compromiso con el servicio público.
Cuentan que Cabañas “declinó recibir la pensión vitalicia que le otorgó el Estado de Honduras en mayo de 1851, mediante la cual él mismo quería contribuir con sus escasos recursos a ayudarle al gobierno a realizar su labor”; el Bayardo de Centroamérica justifico así su decisión: “Y yo, que desearía tener cuantiosas riquezas que suministrarle (al gobierno), a fin de que cubriese tantas y tan importantes atenciones a que no es posible acudir por falta de medios, ¿cómo habría de querer aumentar sus apuros gravándolo con aceptar una pensión? Todos los ciudadanos tenemos la más estrecha obligación de ser útiles a la patria, y defenderla cuando se ve amenazada de algún peligro; y, cuando hemos tenido ocasión de prestarle algún servicio señalado no hemos hecho más que llenar nuestro deber… es un premio más que suficiente por los servicios que yo haya prestado, y que deja mi ambición superabundantemente satisfecha, no siendo después de esto dable que acepte una pensión…”.
Pero como Cabañas, pocos. Alegando no tener “ningún interés económico”, Gabriela Núñez, demandó al Estado por Lps. 6 millones 405 mil, por salarios no devengados (ganaba Lps. 145 mil) incluyendo los derechos sociales (bono de vacaciones, remuneración extraordinaria anual, aguinaldo y otros) que –según ella- le correspondían conforme al acuerdo de su nombramiento y la contratación colectiva vigente en el BCH; Núñez fue nombrada en su cargo el 27 de enero de 2006, y separada el 14 de enero de 2008.
Esta semana, la Corte de Apelaciones de lo Contencioso Administrativo de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), “confirmó la sentencia condenatoria contra del BCH”.
En medio de la simultaneidad de crisis que vive el país y los problemas financieros que aquejan al Estado, es triste este tipo de noticias; como lo dije ayer y lo reitero hoy, pese a lo terrible que es hacer comparaciones a veces “es necesario, para resaltar lo digno de imitar, y cuestionar la falta de consideración que se le tiene al pueblo hondureño”.
Tegucigalpa, MDC – 1 de febrero de 2013
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