Durante los últimos diez años, se ha derramado cuantiosas cantidades de tinta, dinero y pensamiento sobre la epidemia de los homicidios en Honduras. Y con razón—hace algunos años, Honduras tenía la tasa de homicidios más alto del mundo. Aun hoy en día, cuando el número de homicidios se ha reducido en casi un 50% comparado con hace cinco años, la tasa de homicidios en Honduras sigue siendo muy alto comparado con el promedio mundial.
En Honduras también existe otra epidemia de violencia. Esta epidemia es menos visible, porque no deja cadáveres, sino cicatrices físicos y psicológicos en los seres vivos y que a pesar de su fuerte efecto a lo interno de las personas afectadas, muchas veces estas heridas son invisibles por fuera.