En los últimos tres años, Honduras registra un acelerado crecimiento de la violencia y criminalidad, y en el 2012 cerró con 85.5 muertes por cada 100.000 habitantes.
Más del 55% de los crímenes afectan directamente a niñas, niños y jóvenes, y la mayoría queda en la impunidad por la falta de investigación del Ministerio Público.
Wilfredo Méndez |
Para el experto en medicina forense y abogado Dennis Castro Bobadilla, la Dirección Nacional de Investigación Criminal acumuló en los últimos diez años 60.000 muertes que no investigó.
Eso significa que 60.000 crímenes que no tuvieron castigo.
El director del Centro de Investigación y Promoción de los Derechos Humanos (CIPRODEH), Wilfredo Méndez, dijo a Revistazo que las autoridades han establecido una política de impunidad alimentada por la corrupción.
Según él, existe una cadena de favores que obliga a los responsables de impartir justicia a encubrir los delitos.
“Cuando usted comienza a halar el hilo para descubrir a los responsables de una acción, encuentra que todos están involucrados”, sostuvo.
Muchos crímenes han sido perpetrados en Honduras por agentes de la policía o soldados.
Méndez descartó que el asesinato de jóvenes sea una política de Estado en el país.
NO HAY JUSTICIA
“La justicia está callada”, dijo Hilda Caldera, esposa del asesinado Alfredo Landaverde, líder del Partido Demócrata Cristiano y asesor gubernamental en narcotráfico.
Hace mucho en Honduras se perdió credibilidad en las instituciones estatales. Sin embargo, la situación se agrava cuando las mismas autoridades admiten que la impunidad impide que haya justicia en el país.
“El clamor de justicia es permanente, aquí no hay justicia”, afirmó el vicepresidente del Congreso, Ramón Velásquez Nazar. Él es diputado por el Partido Demócrata Cristiano.
EXCLUSIÓN SOCIAL
La falta de oportunidades en materia de educación y empleo son factores determinantes en generar la violencia.
En tal sentido, el coordinador de la Asociación de Jóvenes contra la Violencia, Santiago Ávila, consideró que las autoridades deben invertir muchos más en los nuevos hondureños.
Hilda Caldera pide justicia por la muerte de su esposo. |
Indicó asimismo que “la exclusión de los jóvenes provoca resentimiento y acelera la violencia en el país”.
El criterio de Ávila es compartido por el director de CIPRODEH, quien aseguró que los jóvenes deben verse como las víctimas de un sistema que los excluye y no como un problema.
Hasta hoy, el Estado no ha demostrado tener la voluntad para establecer políticas claras que permitan avances sustanciosos para los muchachos. Y, al contrario, aparentemente se criminaliza la pobreza y los jóvenes se convierten en sujetos perseguidos por el Estado.