Hospitales de lata, un documental inspirado en los “explainers” que son muy populares en las redes sociales, presenta el fiasco de los hospitales móviles y sus consecuencias en la población.
El Gobierno de Honduras durante el Covid-19 es reconocido mundialmente como uno de los peores en el manejo de la pandemia, sin consecuencias o responsabilidades para los tomadores de decisiones desde los niveles más altos que ha venido a impactar en la calidad de la respuesta de las vacunas – un nuevo tipo de impunidad bajo el paraguas de la emergencia.
La Presidencia de la República delegó en Inversión Estratégica de Honduras (Invest-H), la labor de hacer todas las compras de emergencia para combatir la pandemia, argumentando que era la unidad técnica élite más transparente y profesional. Pero esas cualidades se desvanecieron una vez terminó la Cuenta del Milenio y el control pasó totalmente al gobierno que empezó un proceso de politización y descomposición institucional. A la fecha de hoy, ya no queda personal de Invest-H que aportó su talento a grandes proyectos como la ampliación de la Carretera del Norte CA-5.
Las compras realizadas por Invest-H fueron un desastre en todos los sentidos, compraron ventiladores mecánicos que no se utilizarán, mascarillas que no protegían del Covid-19. Pero la cereza en el pastel fue la compra directa de “buena fe” de siete hospitales móviles por un valor de casi 48 millones de dólares -unos 1,150 millones de lempiras- a Axel López, un proveedor de dudosa reputación que al día de hoy Invest-H no ha rescindido el contrato a pesar de los incumplimientos reiterados y, más bien ha gastado millones de dólares en la contratación de una firma auditora extranjera cuyos hallazgos posiblemente ni sean legalmente vinculantes en un juicio.
La selección del proveedor fue fugaz, a pesar que la Secretaría de Salud no había solicitado hospitales móviles. Marco Bográn, ex-director de Invest-H informó que había realizado “un barrido de internet” y así encontró la empresa www.hospitalesmoviles.com, propiedad de Axel López. Bográn, saltándose los controles internos, pagó el 100% por adelantado, sin contrato y sin garantías de entrega –todo de “buena fe”. Revistazo.com realizó una investigación profunda sobre López y descubrió que su empresa no tiene oficinas propias, sino que solo un apartado postal en un centro comercial en Orlando Florida.
López es todo un personaje con un historial con vínculos a altos funcionarios hondureños y fracasos financieros, no tiene fábrica y contrató a terceros para construir los hospitales en Turquía con diseños que plagió de otra empresa. Axel se autodenomina “Sr. Rey del Dinero” en un libro donde explica cómo hacer negocios en Latinoamérica, pero realmente lo que hace es explicar cómo pagar sobornos y salir impune.
Cuando se compraron los hospitales en marzo de 2020, el gobierno aseguró que estarían instalados y atendiendo pacientes en julio, incluso el mismo Bográn dijo que le tendríamos que dar las gracias por salvar a Honduras. Después de más de cuatro meses de espera, los primeros hospitales que llegaron presentaban una gran cantidad de defectos y equipo reciclado, mismos que hasta hoy, no se han podido subsanar.
Más de un año después, al mes de junio 2021 solo dos de los siete hospitales funcionan parcialmente y no están atendiendo pacientes de Covid-19.
El Ministerio Público detuvo a Marco Bográn y al ex-administrador de Invest-H, Alex Moraes, quienes guardan prisión y dentro de poco enfrentarán juicio oral y público por los delitos de fraude y violación a los deberes de los funcionarios. Se giró orden de captura internacional contra Axel López quien está prófugo de la justicia.
Pero la responsabilidad del gobierno no puede quedar en las caras visibles del mega fraude de los hospitales de lata, se debe de profundizar y castigar a todos los implicados en la compra.
Para finalizar, ¿cuál debe ser el destino de los siete hospitales móviles que están en Honduras? Se sabe que no son adecuadas para tratar el Covid-19. Quedará en la Secretaría de Salud darles el uso más efectivo, tomando en cuenta la gran inversión que se ha hecho y que no tampoco se podrán devolver.