El Instituto Nacional de Conservación y Desarrollo Forestal, Áreas Protegidas y Vida Silvestre, I CF, anunció en el marco de una reunión en Casa de Gobierno que a partir del 2013 realizará una “reingeniería total” en esa entidad para volverla más eficiente y recobrar la imagen que ha tenido durante décadas, desde que se fundó la ex Corporación Hondureña de Desarrollo Forestal (COHDEFOR), en los años 70.
Los cambios incluyen, entre otros, ampliar de 24 a 33 las oficinas del ICF a nivel nacional como en Islas de la Bahía, una de las zonas más remotas y abandonadas de Honduras; simplificar los trámites y descentralizar las decisiones internas e incrementar la forestaría comunitaria para que sean los pobladores los que se beneficien más del recurso bosque.
También explorar nuevos mercados internacionales para exportación de madera y sus derivados, organizar los propietarios de la flora hondureña, armonizar las leyes afines a la del ICF y obtener un flujo de fondos frescos de la Unión Europea, Alemania y otros países.
Asimismo, se pretende que el personal contratado dependa de la Dirección General de Servicio Civil y que no sea autónomo como está actualmente y bajo un contrato colectivo.
Además, las autoridades del ICF se propone adjudicar 63.756 hectáreas de bosque público a organizaciones comunitarias mediante contratos de manejo forestal, forestar y reforestar 6.400 hectáreas en áreas públicas y privadas del territorio nacional y producir en viveros 2,3 millones de plantas bajo el Proyecto de Reforestación.
Los asistentes al encuentro eran representantes de organizaciones no gubernamentales y ambientalistas.
La Sociedad civil y organismos internacionales recomendaron a agregar que el personal sea en un 70% técnico y 30% administrativo, y no a la inversa como es la costumbre en el país.
El ICF intenta priorizar la conservación de las áreas protegidas que no figuran en el nuevo plan, así como que se les apoye financieramente a los que están a su cargo y que las acciones a ejecutar sean transparentes para alejar el fantasma de ser un ente corrupto, como se le ha calificado por años, y que se consideren directrices de capacidad, honestidad y responsabilidad en la contratación de personal y no en forma política sectaria como se ha hecho hasta ahora.
Todo lo planteado está excelente y se nota la buena intención en las actuales autoridades que lo dirigen, pero la gran pregunta es: ¿de dónde obtendrán los casi 87 millones de lempiras que necesita para realizar la reingeniería total de la entidad reguladora del bosque hondureño, si el Estado de Honduras “está quebrado” como se dice popularmente?