El mundo está viviendo una fuerte crisis democrática, actualmente hay más países retrocediendo y cayendo en fuertes autoritarismos que nunca. Después del “fin de la Historia” que muchos expertos predecían posterior a la caída del Muro de Berlín en 1989 y el fin del comunismo, con la victoria del liberalismo democrático se pensaba que el mundo entero sería una gran democracia feliz y prospera. Indudablemente, no se puede dejar de analizar la democracia hondureña con lo que está pasando en el resto del mundo, es la cara amarga de la globalización. Pero Honduras tiene sus particularidades que hacen que su crisis de la democracia tenga manifestaciones y consecuencias propias.
Poder analizar, explicar y advertir sobre las consecuencias de las próximas elecciones generales del 28 de noviembre, es justo lo que el equipo de investigación, editores y creadores de contenido de Revistazo.com se han propuesto hacer. Nos encontramos ante un nuevo proceso electoral en donde nuevamente nos toca elegir nuestro destino como nación, aunque para muchos da la impresión que está secuestrado por políticos rapaces e insensibles. Pero como Winston Churchill nos recuerda “la democracia es el peor sistema de gobierno, a excepción de todos los demás que se han inventado”; esto nos obliga a todos los que queremos vivir en libertad y prosperidad, a trabajar fuerte y colectivamente.
La democracia no solo es una forma de gobierno, también es una manera de organizarse y convivir en sociedad. Quienes son elegidos, al tener acceso a cargos públicos tienen un efecto directo y duradero en nuestras vidas públicas y privadas, deciden quién recibe salud, cuándo abren las escuelas, qué lugares tienen más policías, quién tiene acceso a justicia, cómo se gastan sus impuestos, cómo debe ser manejado el patrimonio nacional, etc. Todas estas situaciones cotidianas requieren de representantes electos decidiendo, cumpliendo y resolviendo por Usted y el resto de la sociedad. Pero cuando nos damos cuenta de que nuestros representantes, en vez de cumplir su mandato, más bien privatizan la salud, transan con la educación, corrompen policías, controlan jueces, malversan nuestros impuestos y venden el territorio sin resquemor, entonces el problema no es la democracia, sino de las personas que se hacen llamar líderes políticos.
Las elecciones son una importante oportunidad de cambio para un país. En un Estado de Derecho es la única vía legal de resolver conflictos, también es la oportunidad para castigar aquellos que incumplen o defraudan. Sin embargo, cada vez sentimos en Honduras que las elecciones vienen a reafirmar lo mismo, nuestras vidas no mejoran y más bien, se acentúan los problemas. Con los años, esa sensación de que las cosas no cambian nos lleva a perder interés, dejamos de participar, no nos sentimos escuchados, optamos por ir a las redes sociales a insultar o simplemente irnos del país. No juzgamos a las personas que han decidido eso, pero les proponemos también trabajar para construir un nuevo pacto social donde las élites dominantes pierdan el poder a través del esfuerzo de la acción colectiva y junto con un nuevo tipo de liderazgo afectado por los privilegios del viejo orden autoritario que impuso sus reglas.
Honduras no solo ocupa elecciones libres, justas y transparentes, también una democracia más popular, inclusiva y redistributiva. A través de la Serie “Elecciones Estilo Honduras” buscaremos desvanecer ese mito que todo está perdido, que la política hondureña no tiene compostura, que el conflicto supera la razón, que la desinformación es lo que mueve masas.
Revisaremos la historia, aspectos sociales, institucionales, culturales y económicos para buscar propuestas de cambio. Presentaremos datos, información, entrevistas y material audiovisual para informar de manera objetiva, con ética periodística, ciencia aplicada y en lenguaje comprensible para que Usted tenga las herramientas para no solo participar en las elecciones de manera informada, pero pueda contribuir a una sociedad más justa, con menos corrupción, dolor y miseria. Pues, como dijo Churchill, la democracia sigue siendo mejor que el fascismo, el comunismo o las dictaduras -por muy carismáticas.