Según el presidente de la República, Porfirio Lobo Sosa, los pacientes con insuficiencia renal crónica, los que para seguir con vida deben hacerse hemodiálisis tres veces por semana para limpiar de impurezas su sangre, porque los filtros naturales del cuerpo, los riñones, ya no lo hacen, “se prestan a favorecer los intereses económicos de la empresa privada que les atiende por cuenta del Estado”.
Así lo dijo el mandatario a pacientes y familiares que aprovechando una de sus visitas al norte del país le tendieron una encerrona para reclamarle y exigirle que pague una millonada de lempiras que el Ministerio de Salud le adeuda a la empresa que les presta servicio y que se niega a atenderlos alegando iliquidez para la compra de los elementos químicos, o su retiro de pedidos en aduanas, necesarios para una eficiente atención, y servicio de mantenimiento de su maquinaria y pago de personal especializado.
Al tiempo que les advertía que no debían dejarse utilizar por los empresarios, señaló que ya había hablado con la ministra de Salud Pública, Susana Araujo, para que hiciese los pagos lo más pronto posible, se molestó porque algunos de los enfermos le gritaban en medio de llantos si es que a él la vida de los hondureños con deficiencias renales no le importaba, porque habían tenido que hacerle la encerrona para que les escuchara, al haberles ignorado en varias oportunidades en Tegucigalpa.
Con tono soberbio y prepotente reiteró “ya hablé con la ministra, yo como presidente no puedo estar en todo, no puedo resolverlo todo, para eso tengo ministros que son los encargados, cada quien en su ramo, de ver estos asuntos, así que dejen de estar favoreciendo a los empresarios prestándose a su juego económico, tengan paciencia”.
Una mujer que mostraba muchos y grande edemas, le suplicaba llorando que le salvara la vida, que no era fácil sobrellevar la enfermedad sin el auxilio de la hemodiálisis y que la compañía sólo les estaba dando una sesión por semana cuando necesitan al menos tres de conexión por varias horas a una máquina.
Para los que observamos con alguna objetividad estas barbaridades, resulta inexplicable porque los hospitales del Estado no están provistos de máquinas para hemodiálisis teniendo a su servicio los mejores nefrólogos del país en ellos, si para la empresa privada resulta altamente rentable prestarle este servicio al Estado, uno puede imaginarse los millones de lempiras que se podría ahorrar el gobierno al hacerlo por sí mismo.
Es la misma pregunta en cuanto a tomografías, ultrasonidos, resonancias magnéticas, suministros de insumos para cirugías muy especializadas en diversas áreas y porqué no se envía personal al extranjero a entrenarse en biotecnología y biomecánica que venga a enseñar después aquí a otros y dar mantenimiento a los equipos hospitalarios que al sufrir desperfectos, deben esperar a la llegada de brigadas internacionales para ser puestos de nuevo en servicio
Eso en el área de la salud, porque en el aspecto de la energía eléctrica, nadie se explica por qué la Empresa Nacional de Energía Eléctrica no se hace cargo de la generación térmica y paga una millonada al año a los empresarios privados que prestan ese servicio que antes era exclusividad de la ENEE que es la que debiera estarse beneficiando del mismo, y no que es, el que la tiene en la vil quiebra.
Es por ello que todas las organizaciones sociales hondureñas –excepción de la empresa privada—están opuestas a la privatización de bienes, activos y pasivos de empresas estatales, porque la misma siempre favorece a los empresarios haciendo vía lucro más ricos a los ricos y más pobres a los pobres.