Para el Comisionado Nacional de Derechos Humanos el proyecto de la Tropa de Inteligencia y Grupos de Respuesta Especial de Seguridad (TIGRES), que promueve el presidente del Congreso Juan Hernández, tiende a satanizar a la policía en momentos en que hay un empeño popular en depurar a la institución.
“¿Será que se pretende minar o impedir el proceso de depuración?”, se preguntó el ombudsman hondureño Ramón Custodio.
Recordó el fracaso en los años 60 del Cuerpo Especial de Seguridad y lo que sucedió al traspasar la antigua Fuerza de Seguridad Pública a la actual policía en los 90, cuando se impidió la depuración con una “jugada política” al activar la Secretaría de Seguridad en medio del proceso.
“Así se creó una duplicidad en el mando civil de la policía con el resultado que predije en aquel entonces y que hoy vivimos por las actuaciones ligeras de los legisladores y políticos de ese entonces”, aseguró.
Custodio dijo que debe crearse un grupo de respuesta especial dentro de la infraestructura de la policía, no como una paralela, sino respetando la jerarquía y disciplina que finalmente existe en la institución, gracias al nuevo liderazgo.
Destacó que el nuevo grupo de respuesta debe depender de la Secretaría de Seguridad para evitar la duplicidad de mando.
Según Custodio, el cuerpo élite debe usarse para combatir el narcotráfico y los criminales o para investigar la muerte de más de 30 periodistas, 70 abogados, 100 policías y de numerosas mujeres y jóvenes registradas en los últimos tres años en el país.
Custodio es del criterio que el recurso humano de los TIGRES se debe escoger “con pinzas” dentro de las fuerzas armadas y evitar el caso de soldados retirados con baja deshonrosa por cometer delitos y que luego fueron reclutados por la policía.
“Un proyecto como TIGRES es como estar satanizando a la institucionalidad policial en momentos en que hay un fuerte empeño en depurarla y profesionalizarla”, subrayó.