Cargos desempeñados: Actual Jefe de la Comisión contra la Corrupción y la Impunidad en Guatemala (CICIG) desde el 1 de octubre de 2015. Entre 1991 y 1994 ocupó el cargo de Procurador Departamental de Antioquia, departamento de Colombia. En 1996 fue magistrado auxiliar en el Consejo de Estado. En 1997 y hasta 1999 fue Director Regional de Fiscalías en Medellín. De 2000 a 2006 fue magistrado auxiliar de la Corte Suprema de Justicia de Guatemala. En 2006 y hasta 2012 coordinó la Comision de Apoyo Investigativo Penal de Colombia encargada de investigar las relaciones entre miembros del Congreso de la República y el paramilitarismo.
Distinciones: Premio mundial de Derechos Humanos de 2012.
Por: Alex Flores
A juicio del jefe de la Comisión contra la Corrupción y la Impunidad en Guatemala (CICIG), Iván Velásquez, es oportuno que los corruptos sean acusados por asociación ilícita, como una forma de endurecer la lucha contras las redes de corrupción. Pero, remarca el investigador, es necesario que la ciudadanía esté alerta, que “reaccione cuando deba de reaccionar” para dar respaldo a organismos externos que combaten la gran corrupción.
¿Cómo se supera los intentos desde el gobierno u otras esferas del poder para deslegitimar o quitar poder a organismos internacionales que combaten la corrupción, como la MACCIH y la CICIG?
R.
Me parece que cuando se hace una planificación seria de una investigación que ofrece pruebas irrebatibles, que muestra que es una investigación responsable, que es una actuación que lo que pretende es llegar a las raíces de un fenómeno, una actuación de esa naturaleza se convierte simultáneamente como en un mecanismo de defensa frente a reacciones que se puedan tener no solo desde el poder, desde el poder de un gobierno, sino, en general, desde los poderes que se puedan expresar en un país o en una sociedad. Me parece que eso fue lo que en el 2015 sirvió para que la CICIG pudiera continuar todas las tareas de investigación que adelantó en ese año porque la solidez de los elementos que presentaba en la judicialización de cada uno de los casos significó que la comunidad, que la ciudadanía entendiera, respaldara [el trabajo de la CICIG].
Una parte importante en todo esto es el papel de los medios de comunicación, particularmente algo que ocurrió en Guatemala desde el 16 de abril [de 2015, cuando se generaron masivas protestas cuando se reveló la existencia de una red de fraude fiscal en las aduanas que involucraba a la exvicepresidenta Roxana Baldetti], y es que los medios de comunicación transmitían en directo desde la sala de audiencia la primera declaración de los imputados [luego de las acusaciones que se interpusieron, incluyendo el caso contra Baldetti] y eso fue ilustrando también a las personas, dando conocimiento amplio a la ciudadanía, la fortaleza no solo de comisiones de esta naturaleza sino, digamos, en general, la fortaleza de los órganos de investigación cuando tienen que tocar el poder necesariamente por la propia dinámica de las investigaciones, la fortaleza creo que está sustentada en dos columnas esenciales: La ciudadanía y los medios de comunicación.
¿Entonces, se necesita que la ciudadanía continúe indignada?
R.
Se necesita que la ciudadanía continúe alerta, por lo menos, que reaccione cuando debe reaccionar. Esta es una lucha muy prolongada en el tiempo, es decir, la lucha contra la corrupción no se gana en una batalla, es de muchas y sucesivas batallas, como lograr que la ciudadanía permanezca activa durante mucho tiempo, esa es una experiencia que habría que examinar también en Guatemala. ¿Será posible lograr que alguien intente que haya una reacción ciudadana similar a la del 2015? Porque también hay niveles de reacción ciudadana o de indignación, como lo menciona usted, niveles de reacción ciudadana que, en esa primera, después de una etapa de sometimiento, ya de sumisión, de resignación más bien, en la que todo el mundo cree que aquí no hay nada que hacer, que los corrupto pueden hacer lo que quieran y nunca van a tener consecuencias, cuando se ve la primera [reacción ciudadana] y entonces se despierta toda esa euforia ciudadana, pero después, con el tiempo se va asentando [bajando de intensidad] y es lo que decíamos entonces, que sin [no hay que] abandonar la protesta, porque la protesta es muy importante y eso contribuye bastante a la fortaleza del Ministerio Público. Por ejemplo, sin abandonar la protesta, se pase de la protesta a la propuesta y empiecen a organizarse los que están interesados en asuntos del Estado, pero entonces ya se asume, desde una perspectiva distinta, ya no es reaccionar por una investigación que se conoce sino poder proponer por ejemplo reformas legales y participar activamente en esos proyectos de discusión, en esa discusión de proyectos.
¿Estaría más fortalecida la MACCIH con la posibilidad de que reciba denuncias directamente?
R.
Me parece que la posibilidad de hacer verificaciones preliminares es importante y es importante también cuando se tiene adicionalmente la capacidad de seleccionar los asuntos en los que se interviene, una misión de apoyo como la MACCIH, una comisión como la CICIG no tiene la capacidad para intervenir en todo, de manera que tiene que ser selectiva, la posibilidad por la recepción directa de informes desde la ciudadanía que podemos tener nosotros en la CICIG, luego la verificación de esos informes que recibimos de la ciudadanía para nosotros ha sido muy importante.
¿Cómo ve usted la posibilidad de que también se procesen por asociación ilícita los involucrados en casos de corrupción? Aquí existe la figura, pero no se aplica para casos de corrupción.
R.
Yo creo que es admisible, muchos de los casos que nosotros hemos planteado en Guatemala, el caso de línea, por ejemplo, en el caso de “la línea” están vinculados, ya acusados por asociación ilícita, por cohecho, por tráfico de influencias, varios delitos, por lavado de activos, lavado de dinero.
Aquí el argumento es que no hay jurisprudencia sobre el caso, ¿qué opina usted?
R.
Todo es un proceso de construcción, yo creo que frente a la novedad… En Guatemala hay figuras que desde mi tradición jurídica, que es colombiana, desde mi formación jurídica y desde la tradición jurídica colombiana, hay figuras que, desde esa tradición, insisto, y desde esa formación mía, me resultan anticuadas, que creo que deben evolucionar, probablemente pueda ser que los colombianos estemos equivocados en esa evolución jurídica, pero son intentos, desde esa perspectiva, sí; yo creo que en eso contribuyen mucho estas misiones internacionales, desde esa perspectiva de otras experiencias que no es solo de Colombia sino de Chile y Perú, por ejemplo, se puedan desarrollar en Guatemala o se puedan desarrollar en Honduras, todo esto son procesos de construcción que puede ser primero desde una interpretación jurisprudencial pero luego desde un establecimiento en la ley si eso fuera necesario.