A pesar de la desconfianza que percibe la población en los partidos políticos y en el Tribunal Supremo Electoral (TSE), los hondureños prefieren las elecciones que un régimen dictatorial.
De acuerdo a una investigación del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC) de la Compañía de Jesús, el 73% de los hondureños percibe que hubo fraude en los comicios internos de noviembre de 2012.
El 56%, de una encuesta de 1.460 entrevistas realizadas en 16 departamentos, considera que la consulta popular de noviembre próximo también estarán marcadas por el fraude.
Para el sacerdote jesuita Ismael Moreno, más conocido como el “padre Melo”, la percepción de la gente ratifica el retrato de un país que se derrumba.
“Aun en la desconfianza prefiere (el pueblo) las elecciones, aunque sean fraudulentas”, indicó.
Melo es el director del ERIC, una de las obras sociales que los jesuitas mantienen en Honduras.
Según él, la clase empresarial, los diputados y los partidos políticos parecen fundirse en el descredito seguidos de cerca por las instituciones responsables de velar por la transparencia y la justicia en Honduras.
Las declaraciones de Melo reviven un tema que a dos meses de las elecciones primarias se había olvidado en los medios de comunicación del país.
En la última votación participaron sólo tres de los nueve partidos políticos inscritos.
El aspirante presidencial del Partido Nacional de gobierno, Ricardo Álvarez, pidió al TSE efectuar un conteo de votos, tras acusar a su contrincante y presidente del Congreso, Juan Orlando Hernández, de hacer fraude para alzarse con la victoria.
En las primarias participaron los partido Nacional, Liberal y el izquierdista Libertad y Refundación (Libre), de reciente fundación.