La información sobre los montos ejecutados y compras realizadas por la Comisión Permanente de Contingencias (COPECO) está en manos de la comisión de auditoría concurrente del Tribunal Superior de Cuentas (TSC) desde la semana anterior, pero sólo la presión ciudadana sobre el tema hizo que el Poder Ejecutivo aplicara correctivos sobre el tema.
Y es que un oficio que Revistazo.com publica de manera exclusiva, detalla que los auditores del TSC pidieron al Director Administrativo y Financiero de COPECO, Cristian Santeli, el detalle de compras, gastos, transferencias realizadas por la Secretaría de Finanzas, donaciones nacionales e internacionales, e incluso hasta soporte de entrega de materiales y equipo que se debe usar para combatir la propagación del Covid-19 en territorio nacional.
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De acuerdo a fuentes de entero crédito consultadas por Revistazo.com, el TSC trabaja en una auditoría concurrente en COPECO, instalándose físicamente desde el pasado lunes 6 de abril y al día siguiente se hizo la entrega de toda la información solicitada al ente fiscalizador.
Durante el fin de semana pasado, la ciudadanía tomó el rol activo de auditar las compras de emergencia que había hecho COPECO, verificando y comparando información que había sido publicada en el portal de Secretaría de Finanzas (SEFIN) con los precios del mercado nacional encontrados en Internet. Solo fue cosa de tiempo para que surgiera controversia.
La gran polémica por los televisores y percoladoras de café supuestamente sobrevalorados—aparentemente destinadas para los centros de atención en Tegucigalpa como el montado en la Villa Olímpica—provocó un aluvión de críticas y reclamos, sonando las alarmas de corrupción en un momento que el país sufre por falta de insumos de primera línea para contener la expansión del Covid-19 y evitar más muertes.
Ocho días después de que los auditores del TSC se instalaron en COPECO, el 14 de abril para ser exactos, el titular de COPECO, Gabriel Rubí tendría que tomar acciones drásticas ante la presión en redes sociales y medios de comunicación. En horas de la tarde del pasado martes, se conocería la suspensión de cinco empleados del área administrativa, incluyendo el gerente administrativo y el jefe de compras.
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Revistazo.com conoció que los suspendidos son el Director Administrativo y Financiero de COPECO, Cristian Elías Santeli Echeverría; Gilberto Estévez Martínez, Jefe de Compras de COPECO; el Jefe de Contabilidad de la institución y dos asistentes administrativos.
Según declaraciones del Comisionado de COPECO, Gabriel Rubí, la información publicada por SEFIN era un cuadro de precios de referencia y no lo ejecutado, y por ende, la divulgación de dicho cuadro se debió a un error humano que estaría siendo investigado por auditores.
Sin embargo, desde una semana antes del escándalo, un equipo de auditores externos del TSC encabezado por Héctor Orlando Iscoa—el mismo encargado de las auditorías especiales a los fondos departamentales gestionados por diputados y seleccionado de forma opaca por unos de los magistrados del TSC—estuvieron de manera permanente auditando a COPECO.
Dos meses después de que el Congreso Nacional aprobará los primeros fondos de emergencia, COPECO ha ejecutado cerca de 109 millones de Lempiras. Por el momento, habrá que esperar el informe de auditoría. Sin embargo, en esta trama no solo participan los cincos empleados de COPECO, también está la ineficiencia de los controles preventivos o concurrentes que realiza el TSC.
Al final, parece ser que no solo el sistema sanitario está al borde del colapso, también el sistema de controles que deben prevenir y detectar irregularidades administrativos y actos de corrupción.
Por lo visto, no solo se trata de exigir transparencia en estos momentos, sino también mayor rendición de cuentas de las decisiones y acciones tomadas. Si el TSC no lo puede hacer en estos momentos de urgencia administrativa y complejidad social, realmente Honduras se encuentra en un problema aún más grave que percoladoras sobrevalorados.
Por el momento, hay que reconocer a todos los auditores sociales independientes y motivados, tanto en las redes sociales, como en sus comunidades.