Entre 50 y 80 millones de hectáreas de tierra cultivable han pasado en e los últimos cinco años de manos de pequeños agricultores de todo el mundo a multinacionales y empresas del sector financiero que ven en su explotación un activo rentable sin tener en cuenta sus consecuencias sociales y medioambientales. Así lo denunció el 17 de octubre la organización no gubernamental Grain, al presentar un informe sobre lo que su director Henk Hobbelink no dudó en calificar como «un auténtico robo de la tierra» en beneficio de los intereses especuladores de la grandes multinacionales.
«Hay un acaparamiento de tierras. En los últimos cuatro o cinco años vemos una nueva tendencia en el comercio alimentario, con multinacionales y entidades financieros, como bancos y fondos de pensiones, que compran tierra en los países pobres para producir alimentos o biocombustibles», añadió.
La cifra de tierra «arrebatada» a los pequeños agricultores podría ser incluso mayor, según Hobbelink, que apuntó que otras fuentes aumentan la superficie actual en manos de los intereses especuladores a cerca de 200 millones de hectáreas.
La consecuencia, según Grain, es el incremento del precio de los alimentos básicos -«al ser tratados como materias primas o activos sin tener en cuenta su función primordial»-, la especulación y el desplazamiento de poblaciones en Latinoamérica, Asia y África.
«Se está acabando con los mercados locales y no hay comida para los locales. La interferencia de los mercados financieros es un auténtico robo», denunció.
El informe de Grain argumentó que la agricultura extensiva que promueven los nuevos propietarios de la tierra cultivable, con un uso excesivo de pesticidas y fertilizantes, no sólo no mejora la producción, sino que está detrás de la actual volatilidad de precios y de la crisis alimentaria que afronta el planeta.
«Se nos dice que la producción industrial de alimentos es más eficiente, pero nosotros pensamos que es al revés. Son las pequeñas explotaciones las que producen más y mejor», dijo Hobbelink, quien puso el ejemplo de la India donde el 80% de la tierra cultivable sigue con éxito en manos de pequeños agricultores.
«El problema es que incluso mercados como este que funcionan muy bien quieren ser controlados por empresas como Nestlé (la mayor multinacional mundial de la alimentación)», afirmó.
Grain respaldó las estimaciones de un informe de las Naciones Unidas de que promoviendo las pequeñas explotaciones agrícolas la producción alimentaria podría doblarse en una década, y recuerda que los pequeños agricultores son los propietarios de entre el 20 y el 30% de la tierra, pero producen entre el 50 y el 70% de los alimentos.
Argentina es otro ejemplo que citó Grain en su informe, en este caso en sentido negativo, ya que el 50% de la tierra agrícola se dedica en la actualidad al cultivo de la soja.
«Nadie come esa soja. Se destina sobre todo a las grandes explotaciones ganaderas europeas, para alimentar a los animales, o a los biocombustibles, para alimentar nuestro coches», señaló.