Un informe del Congreso de Estados Unidos reveló que la filial en México del banco británico HSBC habría hecho transferencias por más de 7.000 millones de dólares para financiar actividades ilegales del narcotráfico, lo cual expone la debilidad de ese país en frenar el flujo de dinero ilícito.
El presidente la Comisión Nacional Bancaria y de Valores de México, Guillermo Babatz, admitió el 18 de julio que tales revelaciones muestran «diversas fallas» y «vulnerabilidades del sistema financiero» de su nación, tras defender las medidas adoptadas por el gobierno para fortalecerlo. «Esas investigaciones han desnudado las fallas del banco», añadió.
Destacó que entre los años 2002 y 2009 se advirtió a HSBC de la debilidad de sus controles y que el gobierno le impuso sanciones al banco, aunque sólo de carácter administrativo.
Desde 2010 el banco central restringió al menos de 7.000 dólares el monto máximo mensual de las transacciones en efectivo que pueden realizarse en efectivo en esa moneda ante bancos y casas de cambio mexicanas.
El Congreso de México entretanto tramita otra iniciativa para frenar el blanqueo en las compras de joyas, casinos, bienes inmuebles y automóviles.
Según un informe de Washington, la filial mexicana de HSBC envió entre 2007 y 2008 a su correspondiente estadounidense unos 7.000 millones de dólares.
Eso «despertó sospechas de que el volumen de dólares procede de la venta de drogas ilegales en Estados Unidos» entrado a México y rexportado para ser invertido en territorio norteamericano, añadió Babatz.
Directivos del HSBC se han disculpado ante el senado de Estados Unidos, reconociendo que sus sistemas de control contra el lavado de dinero y activos no fueron suficientemente estrictos.
HSBC de México opera 50.000 cuentas y fondos por 2.100 millones de dólares en Islas Caimán, donde no tiene oficinas ni empleados.
Pero el experto argentino en crimen organizado, Edgardo Buscaglia, que trabaja en México y es investigador invitado de la universidad estadounidense de Columbia, indicó que las denuncias muestran que México se ha transformado en un «bazar» para el flujo de dinero ilícito.
Sostuvo que una muestra de ello es que «37 de las 40 recomendaciones hechas por el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI mexicano) son violados sistemáticamente en la práctica por el sector privado o público de México».
El GAFI es un organismo intergubernamental creado en 1989 que establece las medidas para prevenir el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo formado por más de 36 países, entre ellos México. Sus recomendaciones son aplicadas por unos 180 gobiernos.
No hay una cifra precisa del alcance del lavado de activos en México, aunque el Departamento de Estado estadounidense estimó que podrían ser entre 19.000 y 39.000 millones de dólares anuales.
Según un informe oficial de Washington, el problema se complica por «la combinación de un sofisticado sistema financiero y de un amplio sector informal, que funciona basado en el manejo de efectivo» en México.
El reporte sobre la balanza de pagos del central Banco de México, del primer trimestre de 2012, señaló que 14.300 millones de dólares salieron del país sin causa específica, una cifra que quintuplica el valor de inversiones hechas en el mismo periodo por empresas de ese país en el extranjero.
El Senado de Estados Unidos realiza audiencias para conocer el caso para detectar el lavado de dólares, el tráfico de drogas y el financiamiento destinado al terrorismo.
«Si estas acusaciones son ciertas, el fracaso de HSBC para cumplir con las leyes de lavado de dinero ha dejado el sistema financiero de Estados Unidos de par en para la financiación del terrorismo, así como producto de la corrupción, la evasión fiscal y otros delitos», dijo Stefanie Ostfeld, asesor político de Global Witness, una organización internacional sin fines de lucro con sede en Nueva York.
Esa institución ha puesto reiteradamente de relieve la renuencia de los bancos más importantes a rechazar fondos sospechosos.
Las investigaciones de Global Witness han demostrado cómo las deficiencias en el sistema de lavado de dinero mundial han permitido a los políticos corruptos mover su botín ilícitamente adquirido con un alto grado de impunidad.
«El sistema actual está roto. Los bancos no están haciendo lo suficiente para apartarse de dinero sucio y los reguladores no están haciendo lo suficiente para hacerlas», aseguró Ostfeld. «Los bancos tienen que tomar en serio el crimen financiero a fin de no facilitar el lavado de dinero, la carrera de drogas y el terrorismo. Nuestros reguladores deben dejar muy claro que el tipo de comportamiento mostrado por HSBC es inaceptable y que los peores infractores deberían ser objeto de sanciones penales”.
Global Witness ha pedido a HSBC fortalecer su lucha contra el blanqueo de capitales y programas de cumplimiento para llevar a cabo y publicar una auditoría externa de lo bien que están la gestión del riesgo de lavado de dinero.
HSBC, que también opera en Honduras, proporciona servicios a bancos de Arabia Saudita y Bangladesh a pesar de los supuestos vínculos de esas naciones tendientes a financiar actividades terroristas en otras latitudes.
El banco ofreció más de 2.000 cuentas de las empresas con acciones al portador, a pesar de la dificultad de rastrear la propiedad de este tipo de cuentas y el riesgo de lavado de dinero tan alto que representan.
A raíz de los hechos terroristas del 11 de septiembre, el Congreso fortaleció las leyes de Estados Unidos destinadas a combatir el terrorismo y el lavado de dinero. Los bancos tienen la obligación legal de llevar a cabo la «debida diligencia» para identificar a sus clientes y reportar actividades sospechosas a las autoridades.
Global Witness ha detallado los bancos en los principales centros financieros corruptos que hacen negocios con altos funcionarios de Nigeria, Angola, Turkmenistán, Liberia, Guinea Ecuatorial y la República del Congo.