Los legados políticos, económicos, sociales y culturales influyen en el funcionamiento del Congreso Nacional (CN) de Honduras, pero también los diputados están dotados de ciertos atributos (inteligencia, educación, comunicación, experiencia, conocimientos, valores, etc.) que pueden contribuir a lograr hacer de su trabajo legislativo uno de calidad.
De acuerdo con el proyecto Elites Latinoamericanas de la Universidad de Salamanca (PELA-USAL) entre los años 1994 al 2011[1], Honduras se situó en el penúltimo lugar en América Latina en torno al porcentaje de educación universitaria con que cuentan sus diputados, con un promedio de 61%. Esta cifra no debe preocupar del todo, porque Uruguay -una de las democracias más avanzadas de la región- ocupa el último lugar con 57% de sus congresistas teniendo titulación universitaria. Esta paradoja deja en evidencia que la preparación de un congresista no solo depende de la educación formal, también están características propias del individuo más ligadas a factores psicológicos (carisma, liderazgo, conducta) y biológicos (genéticos o neurológicos) que comúnmente llamamos “talento”. Es decir, cualidades como la inteligencia (intelectual, emocional y social) y la capacidad de conocimiento que brinda la experiencia.
Cuando se estudia la calidad de la democracia en Honduras, muy poca atención se le presta a la calidad de los políticos y más a las instituciones públicas (funcionamiento, organización, procesos, etc.). Sin embargo, no se puede desconocer el hecho que las instituciones son tan fuertes como las personas que la sostienen. Asimismo, muchas veces caemos en el mito idealista y universalista que la democracia se nutre de personas normales que se dedican temporalmente a ejercer un servicio público. Posiblemente los amateurs de la política son los que lleven a cabo la lucha social para cambiar un régimen autoritario, pero con el tiempo se requerirá de políticos profesionales para asegurar la sostenibilidad del proceso de democratización. Pero estos políticos profesionales se tendrán que mover en la contradicción de la democracia representativa. Por un lado, los representados esperan que tengan las competencias necesarias para liderar, pero a la vez, sean lo más parecidos a ellos.
Lo cierto es que un político de calidad de nada sirve si no hay un contexto determinado en el que se pueda insertar. Con un récord histórico de 68% de participación electoral en las elecciones generales pasadas y una diferencia de más de 450 mil votos entre Xiomara Castro de Zelaya y Nasry Asfura el Partido Nacional (PN) a nivel presidencial[2], los diputados del Partido Libertad y Refundación como los del Partido Salvador de Honduras, se beneficiarán del capital político del presidencialismo hondureño, lo que se traduce en una derrama de legitimidad y confianza ciudadana. Una vez que se instale el CN el próximo 25 de enero, estos dos activos políticos serán necesarios para tomar decisiones y mantener la estabilidad del país. Les dará un margen de maniobra a los diputados en los primeros meses del 2022 siempre y cuando puedan mantener ciertos acuerdos de repartición del poder y se tomen decisiones acertadas.
En términos del trabajo legislativo, no se puede desconocer la realidad apremiante con que se enfrentará el nuevo CN con temas como la readecuación de la deuda pública, el rescate de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE) y otras empresas públicas, la revisión de contratos y concesiones estatales, el destino legal que tendrán las ZEDES y las reformas electorales pendientes como la segunda vuelta. Todas estas decisiones requieren de información y conocimiento especializado, asimismo, deben ser tomadas de manera transparente y con la debida rendición de cuentas.
Un tema que llamará la atención a la población serán las acciones que se toman en torno a la lucha contra la corrupción, las cuales tendrán que ir más allá de la derogación de pactos de impunidad o la instalación de una nueva misión internacional para asegurar sostenibilidad y cambios duraderos. El verdadero reto que se encontrará el nuevo CN es poder reconstruir un Estado de Derecho que tiende a los intereses del Ejecutivo y que requiere de instituciones débiles para su funcionamiento. La primera prueba de fuego vendrá con la elección del Procurador y Sub-Procurador General de la República a días de instalarse el nuevo congreso. Seguidamente será el proceso de selección de los nuevos magistrados para la Corte Suprema de Justicia (CSJ) que inicia en mayo de 2022 con la conformación de la junta nominadora.
La experiencia reciente demuestra que modificar las viejas reglas de juego político en Honduras es un proceso lento, desgastante y muchas veces con retrocesos. La nueva correlación de fuerzas en donde ningún partido logra mayoría simple (65 diputados) y menos aún, mayoría calificada (86 diputados), obligará a pactos, acuerdos y a la constante negociación en temas con alta emotividad social e intereses divergentes, en donde actores externos también trataran de influir. El nivel de polarización definirá la calidad, tiempos y temas de agenda en el CN. En todo caso, habrá fuertes tensiones entre las fuerzas del cambio y aquellos que defienden el statu quo que afectarán la producción y resultados legislativos.
Sin embargo, la nueva cámara legislativa tiene la oportunidad de romper viejos paradigmas; suma 76 diputados debutantes[3]; 50 legisladores son milenios (nacieron entre 1981 a 1996)[4] y hay una cifra histórica de 34 mujeres -aunque aún falta mucho para la paridad.[5] Esta nueva configuración del CN es parte del relevo generacional que actualmente experimenta el país y que tiene el potencial de cambiar la manera de hacer política y la trayectoria del país. Sin embargo, las nuevas caras en el CN también implican una curva de aprendizaje y un riesgo de cooptación por actores corruptos.
La historia reciente hondureña demuestra que la pluralidad de partidos automáticamente no se traduce en instituciones democráticas más fuertes. Las lecciones aprendidas de países como Nicaragua (2006) y El Salvador (2019); e incluso, el mismo Honduras (2014) demuestran que las victorias electorales fácilmente se pueden transformar en mayor concentración de poder. Es por esa razón que es necesario apostar al fortalecimiento de la gobernanza del CN, la capacidad técnica instalada y el manejo transparente de los procedimientos parlamentarios en los diferentes órganos y comisiones del Congreso, así como, promover una ciudadanía activa que trascienda el voto para que pueda incidir en las decisiones legislativas que afectan sus vidas.
En fin, el voto masivo de la población, más que una inclinación ideológica partidista refleja el clamor popular por un cambio de trayectoria en el país. Este sentimiento popular generará presión en las nuevas autoridades electas en el CN para un político de mejor calidad. La tarea de formación del político no sólo consiste en un proceso de crecimiento interno de habilidades y conocimiento, también radica en la capacidad de establecer vinculos con el mundo externo. La formación en el funcionamiento de las instituciones estatales y las políticas públicas para los más de 70 diputados debutantes tendrá que trascender la oferta que puedan brindar los mismos partidos políticos. El conocimiento de la academia y de organizaciones de sociedad civil especializadas, así como, la experiencia de expertos temáticos (energía, inversión pública, presupuesto, desarrollo económico, mercados, técnica legislativa, derecho constitucional, etc.), será crucial para preparar los nuevos cuadros legislativos en el 2022. Sumado a esto, el papel de los jóvenes exigiendo transparencia y rendición de cuentas de la gestión legislativa, pues no se debe olvidar lo trascendental que ha sido la juventud hondureña en colocar a las nuevas caras en el Congreso Nacional.
[1] Para más información véase Alcántara, M. (2015) El Oficio de Político. Editorial Tecnos. Madrid.
[2] Fuente: Consejo Nacional Electoral, Elecciones Generales de Honduras 28 de Noviembre 2021 – Escrutinio General. Consultado en https://bityl.co/9zzL
[3] Fuente: Elaboración propia, mediante datos del CNE https://bityl.co/A5Nc
[4] Fuente: El Heraldo, versión digital. Consultado en https://bityl.co/9zx5;
[5] Fuente: Elaboración propia, mediante datos del CNE https://bityl.co/A5Nc