La familia de Ebed Yanes, asesinado por un grupo militar en las afueras de Tegucigalpa, protestaron frente a la Procuraduría General para exigir justicia debido a después de casi ocho meses el caso no es aclarado por las autoridades hondureñas.
«Los militares mataron sin misericordia a mi hijo», dijo a Revistazo el padre del joven, Wilfredo Yanes. “Hemos aguardado mucho tiempo y tratamos de evitar que este crimen no quede en la impunidad”.
La familia Yanes y sus amigos permanecieron con pancartas el 10 de enero por más de dos horas frente a las oficinas estatales. Antes han llevado a cabo acciones similares.
“Esta protesta es contra las pretensiones de los tres militares encausados de lograr una conciliación con el Estado”, aseguró Yanes.
Indicó que los imputados pretenden desvirtuar la actuación del Ministerio Público que acusó por homicidio al sargento Eléazar Abimael Rodríguez Martínez y por los delitos de encubrimiento y faltar a los deberes de los funcionarios públicos al cabo Felipe de Jesús Rodríguez Hernández y al subteniente Josué Antonio Sierra.
Si ellos logran su propósito, podrían llegar a un acuerdo negociado con el Estado y recobrar su libertad después de pagar una suma de dinero.
Quien gestiona la conciliación es el abogado de los militares, Jacobo Salandía, quien afirmó que todavía las autoridades no han probado nada en contra de sus defendidos e indicar que “lo que hasta ahora tienen (los fiscales) es una presunción, una probabilidad”.
Salandía sostuvo que actúa de acuerdo al derecho a petición de sus defendidos.
“Si ellos (los efectivos) son beneficiados con una conciliación, entonces la Procuraduría General aceptará o no nuestra propuesta. Y, en todo caso, tenemos el derecho de accionar a través de un amparo legal”, subrayó.
El asunto aún no llega a la audiencia preliminar y se espera que pronto se celebrará el juicio oral y público o que, por la influencia de las fuerzas armadas, se otorgue un sobreseimiento provisional o definitivo a los imputados.
Luego de la protesta de la familia Yanes, un equipo de procuradoras de derechos humanos del Comité de Familiares de Detenidos y Desaparecidos se entrevistó con la directora nacional de Justicia de la Procuraduría General, Tania Mejía.
De esa reunión trascendió que la procuradora general, Ethel Deras, instruyó a su personal a no tramitar ningún arreglo en el caso particular de Ebed Yanes porque en el caso está de por medio la pérdida de una vida.
Ebed Yanes, estudiante de 15 años, murió en la madrugada del 27 de mayo de 2012, tras pasar dos veces en su motocicleta sin reportarse por un retén militar en una carretera cercana a su casa en Villa Vieja, en las afueras de Tegucigalpa.
Al salir de su casa no tuvo problemas con los militares que estaban en la carretera, pero al regresar y no hacer el alto respectivo, los efectivos lo persiguieron en un vehículo militar y le dispararon sin piedad. Su cuerpo quedó sobre a un lado de la motocicleta en que viajaba, con tres impactos de bala: uno en el cuello y dos en la espalda.
Ebed abandonó su casa sin permiso de sus padres para acudir a una cita con una desconocida, que no encontró. El padecía de un trastorno de atención y era alumno brillante y ejemplar de un colegio evangélico privado de la capital.
Honduras, según las Naciones Unidas, es considerado el país más violento sin conflicto bélico del mundo con 19 muertos cada día.
Según el Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma, la tasa de homicidios disminuyó en el 2012 en Honduras a 84,5 por cada 100.000 habitantes, cuando en el 2011 llegó a 86,5.